domingo, 15 de noviembre de 2015

Las tres Doña María Coronel

Dos se hallan cronológicamente enclavadas en los reinados de Alfonso X el Sabio (1252-1284), Sancho IV el Bravo (1284-1295), Fernando IV el Emplazado (1295-1312) y minoría de edad de Alfonso XI el Justiciero durante la cual murió su abuela paterna doña María de Molina que hubo de ser tutora de su hijo Fernando y de su nieto. Sabemos que el lapso de las minorías se cubre como reinados y así, por ejemplo, el de Alfonso XI es del 1312 hasta 1350, siendo así que ocupó el trono a los catorce años de edad en 1321. Es un vicio de la Historia que solo sirve para desorientar. 

Al informarnos Layna Serrano en 'Conventos antiguos de Guadalajara', de que doña María Fernández Coronel fue la fundadora del Convento de Santa Clara, hablándonos de ella escribe: 
Una nieta llamada doña María Alonso Coronel casó con el famoso don Alonso Pérez de Guzmán, apellidado 'el Bueno' por su heroica defensa de Tarifa, y llamábanla la del tizón porque, según tradicionalmente se cuenta, sintiendo en ausencia del marido lujuriosos deseos, no vaciló en cauterizar sus genitales con un hierro hecho ascua o un palo ardiendo para apagar con fuego el fuego de su sangre. 
En efecto, la mujer de Guzmán el Bueno es nieta de la fundadora, y no a la inversa como escribió en 'Compendio descriptivo e histórico de Guadalajara' donde al referise a la iglesia parroquial de Santiago, sede de las monjas clarisas hasta 1912, afirma que de este convento de Santa Clara fue su primera abadesa doña María Coronel, nieta de "la del tizón". Es un lapsus calami deslizado en dicho Compendio (1934) y subsanado en 'Conventos antiguos de Guadalajara' (1943). 

Disgugustado don Alonso Pérez de Guzmán con Alfonso X, se puso al servicio del rey de Marruecos sin que tal servicio comprendiese seguirle a la guerra contra un príncipe cristiano. En 1282 se dirige a Sevilla porque el, entonces, abribulado rey sabio, pero mal gobernante, le llama en la patética carta que le escribe desde su 'sola leal ciudad de Sevilla'y es en este año cuando, entre otros agasajos reales, le une con doña María Alonso Coronel, bellísima doncella, rica y virtuosa, natural de la mencionadaleal ciudad, hija de don Alonso Hernández Coronel y de doña Sancha Iñiguez de Aguilar. Poseía una dote de pueblos y heredades en Galicia, Castilla, Portugal y Sevilla amén de joyas y dinero en elevada cantidad. El rey les hizo donación, como regalo de boda, de Alcalá de los Gazules. DEbía ser esta señora un alma de Dios pues crió y educó la hija que su marido tuvo cuando el matrimonio residía en en la referida capital del Betis, después de la conquista de Tarifa. Habían transcurrido catorce años de enlace conyugal y doña María ya había perpetrado lo del tizón que la dejó inhábil para cumplir, en el terreno fisiológico, sus funciones de esposa. 

Ella hábilmente consigue se ausenten de Sevilla acudiendo al maestre de Calatrava como alcalde de Tarifa a de defender esta plaza contra el traidor infante don Juan -hermano de Sancho IV- que aliado con los benimerines y los granadinos la puso cerco. Es una página bella y conocida, aunque acaso no tanto como merece; en el torreón del castillo desde el que arrojó el cuchillo, por si no había acero en el campo enemigo, se puso la siguiente inscripción: "A la memoria del Excmo. Sr. D. Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, Duque de Medina Sidonia, Conde de Niebla y padre del segundo Isaac". 
                                                                            

En demostración de que no entregaría la plaza a cambio de de la vida de su hijo en rehén, se asomó a los adarves de la muralla y lanzó a los agarenos su propio puñal mientras, según un antiguo romance, exclamaba: "Matadlo con este, si lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honra mancillada".  

En el reinado de Fernando IOV toma Gibraltar y enviado seguidamente al campo de Algeciras para poner término a las correrias de los moros se adentra, ahuyentándolos, por la sierra de Gaucín, le alcanza una flecha y cae nuerto. Es el año 1309, el mismo en que muere en Guadalajara su abuela política doña María Fernández Coronel. Su esposa le sobrevivió bastantes años, sus restos mortales se encuentran en el el convento del Cister, de Sevilla. 

Primogénita de doña María de Molina y Sancho IV el Bravo fue la infanta Isabel criada por la señora Fernández Coronel, que había sido aya de su madre; ambas, infanta y aya, fundaron el Convento de las Clarisas, de Guadalajara, cuya ubicación ya he consignado, en el que sustituyó como abadesa a la mencionada señora su hija Teresa. En Guadalajara vivieron dicha infanta Isabel y su hermana Beatriz, pero es la primera la más vinculada a ella. Casó Isabel con don Juan, duque de Bretaña, tras su frustrado proyecto matrimonial con el rey don Jaime II de Aragón. No tuvo hijos en su matrimonio y, según nos cuenta Núñez de Castro en su 'Historia de Guadalajara', al quedarse viuda volvió a España y fue Señora de Guadalajara, donde fundó un convento de Bernardas y otros de Mercedarios (historiador hay que dice que el de la Merced fue antes de de pasar a Bretaña) como asimismo dio a los franciscanos el convento que perteneció a los templarios cuando éstos fueron extinguidos.

La tercera Coronel célebre de este linaje se halla un poco más allá, cronológicamente hablando, del ciclo de doña María de Molina, corresponde a los reinados de Alfonso XI y de su hijo Pedro I -el Cruel o el Justiciero, pero sin duda el Erotómano- , es hija de don Alonso Fernández Coronel, señor de Capilla, Burguillos y Torija, y de doña Elvira Alfonso de Viedma, tercera señora de Mondéjar. De cualquier persona medianamente culta es conocida la relación que Fernández Coronel tiene con la Historia, su célebre frase antes de ser ajusticiado: Esta es Castilla, que hace a sus hombres y los gasta, en respuesta a Alburquerque al preguntarle: ¿Por qué hicistéis armas contra el rey? Pero no así se conoce su papel de padre. Layna Serrano al enumerar los beneficios de que, este personaje, es objeto por parte de Pedro I de Castilla y de su valido Alfonso de Alburquerque, consigna que teniendo infinitos motivos para el agradecimiento, Coronel se dejó arrastrar al partido de Enrique el Bastardo donde figuraban dos yernos del propio don Alonso. Se equivoca el cronista de Guadalajara en tal consideración, Coronel quebrantó su fidelidad al monarca con harto motivo, pues estimo lo constituye el ultraje que le hizo de someter a su real capricho real a su hija Aldonza, casada con don Alvar Pérez de Guzmán, llevándosela a la Torre del Oro.

Su hermana María, casada con don Juan de la Cerda, resistió los embates del rey y, una vez que éste mando matar a su marido, haciendo caso omiso que para él le pidió, se retiró al convento de Santa Clara, de Sevilla. En éste no vivió su vejez como dice Layna Serrano, sino en el de Santa Inés, de la misma ciudad. que fundó y del que fue abadesa. Precisamente este convento fue levantado en el solar del antiguo palacio de su padre y gracias a que Enrique el Fraticida ordenó la devolución de sus bienes, convento al que las dos hermanas, Aldonza y María, se trasladaron con las monjas del de Santa Clara   Al convento de Santa Clara la siguió la liviandad del rey que envía a sus sicarios para que se la traigan. Doña María se presentó a ellos habiendo desfigurado su rostro con aceite hirviendo. Cuando refieren a don Pedro lo sucedido, les manda que aún así la arranquen del claustro. Vuelven al convento, pero doña María se introduce en una huesa que para esconderse ha hecho cavar en el jardín y en ella es enterrada viva. Es en balde que lo registren todo, en este recinto también penetran y opérase el milagro: la tierra removida se ha cubierto de hierba. No hay huella; el rey ha perdido la... partida, la ha ganado la virtud con ayuda de Dios. 


En Sevilla, convento de franciscanas clarisas
de Santa Inés, puede visitarse el 2 de diciembre el cuerpo incorrupto de María Coronel, que se supone murió a la edad de 75 años, en 1411. La calle lleva el nombre de la fundadora del convento y es céntrica.

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