viernes, 14 de diciembre de 2012

Gobierno de Rajoy y el trigésimo cuarto aniversario de la Constitución

"¿Está este Gobierno capacitado para acabar con el drama del paro?" Ha sido el título de un reciente programa televisivo. La pregunta me parece capciosa, ya que si estuviera capacitado para ello algún beneficio, alguna correpción, se hubiera visto estando a punto de cumplirse el año de encontrarse en el poder . Pero visto lo visto. Por el contrario de rede este paísducir el paro, éste continúa en ascendente marcha, a este paso va a pasar de progresión aritmética a progresión geométrica. Es la manera que tiene Mariano de ir atenuándole.  La promesa electoral de ir creando empleo, reducir el ingente número de parados, son palabras que quedaron en agua de borrajas como en realidad todas sus promesas. Es costumbre de los políticos incumplir sus promesas electorales -por ofrecer que no quede, el caso es captar votantes aun cuando sea mintiendo a lo más bellaco-, todos las  incumplen, plus minusve, más o menos, pero el caso excepcional del presidente que actualmente padecemos -visiblemente no capacitado para reducir el paro y demás ruina- es que no ha cumplido una sola de las que expuso en su programa electoral. 


Mariano Rajoy ha engañado como ningún otro presidente a lo largo del reinado de Juan Carlos I con su bipartidismo en turnarse en el Gobierno. Reinado este, por otra parte, en el que Fernando Vizcaíno Casas, ante el número de chorizos existentes en los políticos escribió su novela "Alibabá y los 40 ladrones",  y el historiador de las monarquías actuales, Juan Balansó, escribió que este periodo de nuestra Historia debía denominarse y pasar a la misma como el reinado de la corrupción. Murió Balnsó en 2004, no conoció, pues, que ésta ha alcanzado a la Familia Real. Él que en sus libros no dejó de poner de relieve lo improcedente, inadecuado, de los matrimonios de la infantas y tomarlo a sorna, ¿qué diría de haber visto el del príncipe? Y ya para colmo del delito y desprestigio de la institución y sus componentes el "Caso Urdangarín", o sea, el del matrimonio Urdangarín-Borbón. Es algo que colea y que viene indignando a la ciudadanía, habida cuenta de que el rey no actuó en su momento como correspondía ni actúa en los errores subsiguientes e incesantes.

Pero retomo el tema de la política para lo cual no cuenta el rey, que como ha expuesto Federico Jiménez Losantos:

¿Qué es esto de que es una provocación separar al rey del príncipe? [...] El rey no tiene que negociar nada, el príncipe tampoco, y el mero hecho de que la Zarzuela admita que hay manera de enfrentarles y eso es provocar. No, la provocación, señores de la Zarzuela, es creerse que la Corona tiene alguna facultad ejecutiva. La Corona no tiene ninguna facultad ejecutiva, pertenece al Gobierno y a la nación, de esa basura que antiguamente fue nación. [...] No ha habido nunca una colección de inútiles en la Zarzuela tan absolutamente espantosa como ahora.      
Es evidente que el rey no gobierna y que tras sus muy negativas hazañas por las que, finalmente, se vio obligado por la ciudadanía, que no súbditos, a pedir disculpas, trata, pese a su edad y pésimo estado de salud, de granjearse alguna adhesión, de mantener su tambaleante corona en su cabeza. Ello ante la circunstancia de que la sucesión no puede ser asunto más hipotético o dudoso. Las bodas ya de por sí que han hecho las infantas, y no digamos el príncipe, no son las idóneas para convertirse en matrimonio real. Según el artículo 14 de la Constitución los españoles son iguales ante la ley sin discriminación de ninguna índole, por tanto, igualdad de un sexo con otro, y, no obstante, en el artículo 57, título II, de la Corona, da preferencia en la sucesión al varón. Contradición e injusticia al canto. Si todos los españoles somos iguales ante la ley correspondería heredar la Corona a la divorciada infanta Elena y, en su defecto, a la infanta Cristina con el lastre de Urdangarín. Es de suponer que ya no haya para el de las pelotas y los pelotazos oportunidad para ser rey consorte. Tantas cosas raras estamos viendo en esta monarquía por la gracia de Francisco Franco que estamos curados de espanto.

En Política, ¿qué nos queda por ver? Igualmente tenemos experiencia en ver desafueros, males, daños, pero... ¡acostumbrarnos! ¿Cómo no ha de causarnos terror que los bancos quiten dinero a sus clientes? Ante tal hecho increíble pregunta el citado Jimánez Losantos:

¿Puede alguien creer que en un momento en que no se garantiza la propiedad privada en los bancos alguien va a invertir dinero en España? 
Y afirma y perfila: 
                                            
 Aquí los que nos roban son los políticos, nos han robado en el sector financiero a través de la mitad de él, que son las Cajas de Ahorro, quebradas con un par de excepciones o tres, todas quebradas porque han sido saqueadas por la casta política.
Tenemos a la vista que ya al político no le basta ser un fabulador y ha adoptado ser también caco; hoy día hay una superabundancia de éstos tanto en el PSOE como en el PP. Ya dije en un artículo que tocaba este tema, cuán difícil sería tratar de averiguar en cuál de estos dos partidos políticos, que vinieron alternándose en el Gobierno, hay más chorizos.

Los políticos indultan a los políticos corruptos, cuando de antemano no pueden impedir que sean imputados. De esta manera "ayudan" a que se haga justicia. Al poder ejecutivo se debe en gran medida el desprestigio de tales tribunales; harto motivo tiene el ciudadano para hallarse muy preocupado y desconfiado de la Justicia. No sería así, incuestionablemente, si el Supremo, el Consejo del Poder Judicial, el Constitucional y los Tribunales Superiores de Justicia autonómicos no dependieran de los políticos.

Ante la situación dramática a que han llevado a España -el país más destrozado por la crisis- el PSOE y el PP, sin trabajo, sin vivienda, sin justicia, el hombre de la calle ha llegado a conocer lo que, en términos generales, es un politico, ya no engañan a nadie. El preparado y/o inteligente siempre les conoció. He aquí, por ejemplo, la opinión de Antonio Gala en lo actual:
Da la impresión de que este país está gobernado por una colección de tontos que se han reunido para jugar a algo, a las cartas, o al dominó, y que no saben las reglas. Y luego está el pobre Rajoy, que a mí siempre me dio risa, pero ahora me da pena porque no sabe qué hacer. La verdad es que estamos gobernados por...
Tiene chiste que Mariano Rajoy diga: "En mi opinión la Constitución está plenamente vigente". La verdad es que, como dijo Cayo Lara, cada día se incumple más. Rajoy ¿piensa lo que dice o se limita a articular palabras a lo loro. ¡Qué desbarrar el suyo! ¿Se ha cumplido alguna vez la Constitución? Cabe un NO rotundo. Discrepan los políticos de cambiarla o no, siendo evidente que por lo que tiene de arcaica, de no observada y en la actualidad de imposible observancia, hay que, más que cambiarla, fundirla de nuevo. Per se, por sí mismo, no puede estar más cambiada, hay que ver lo que, en ella, va "de lo vivo a lo pintado". Recordemos a Pérez Reverte que gusta de plasmar en su obra al individuo traicionado por el gobernante: 
                                                            
Vivir  -escribe- es estar sometido a constante traición. No sólo por los gobernantes y los políticos. La vida misma te traiciona. Y los seres humanos, no te digo, y más en una situación como la de ahora. en que esta Europa que era referente moral de Occidente es una parodia en manos  de payasos analfabetos en Bruselas. El mundo es una contínua traición y el único analgésico es la cultura.  
Las traiciones de la vida y de nuestros semejantes indignan, pero las de los políticos, la de los sucesivos Gobiernos claman al cielo. El Gobierno que desgobierna, los políticos que roban, la clase política no sirviendo a los ciudadanos, sino sirviéndose de ellos y destruyendo a los de varios sectores. El citado Gala opina que cuando los políticos, de mayor o menor envergadura, se dedican a defenderse como gatos panza arriba, ha llegado el momento de echarlos a patadas. Pero lo que ocurre es que las patadas, la violencia física, la practican ellos, después de la moral, a través de los guardias. Ya lo dijo León Tolstoy: El gobierno es una asociación de hombres que ejercen violencia sobre todos los demás. Y en otra parte de su obra apunta: Sin hipocresías, mentiras, castigos, cárceles, fortalezas y crímenes no puede surgir ningún nuevo poder ni sostenerse el que existe. Citas son éstas muy a tener en cuenta cuando de política y de políticos se trata, y por ello las he consignado en más de un artículo. Rajoy, que se instaló por la mentira, se sostiene -reitero- por la fuerza, las fuerzas de orden público. El orden público había de empezar porque se fuera del poder. 

Los políticos van muy agusto en su machito y no están por cambio alguno. En opinión de Mario Conde, con esta clase política no vamos a conseguir la modificación del Sistema, precisamente porque les interesa ante todo el poder. Al afirmar la inmutabilidad en que nos encontramos, anota como causa el hecho de que los políticos tienen intereses comunes, precisamente porque esos intereses afectan a la noción de clase endogámica, y por ello gozan de privilegios jurídicos y hasta en materia de pensiones, sueldos, retribuciones y otro tipo de prebendas.  


... hemos tenido -continúa diciéndonos en su libro "De aquí se sale", 2011- quince años de gobierno de los que ocho han sido para el PP y siete para el PSOE. Y si hacemos repaso de temas capitales que se percibían como tales en 1996, tendremos que reconocer que no sólo no se han cambiado, sino que se han deteriorado de modo descomunal. ¿Ejemplos? Los tengo de todos los colores. Si miramos a la economía, la reforma laboral, sin hacerse, la reforma de la llamada justicia social, sin hacerse, la reforma del sistema financiero, sin hacerse, la gestión profesional de las cajas de ahorro, sin hacerse, la ley de huelgas, sin hacerse, la reforma de la política de subvenciones "electorales", sin hacerse, la reforma de la Administración pública para evitar dispendio faraónicos, sin hacerse... Puedo extenderme más. 
Seguidamente anota la necesidad de la necesidad de la Ley Electoral, la de evitar la politización de la justicia, la de democratizar los partidos, las listas abiertas, la necesidad de reformar la financiación de los partidos, cortar de raíz la tendencias disgregadoras... ¿Acaso algo de esto ha mejorado desde 1993? 

El bipartito que viene distribuyéndose el gobernar en estos treinta y siete años de monarquía sui generis -sí, de género muy singular y especial porque así son las circunstancias de su instauración- ha conseguido la triste cosecha de la debacle o desastre en que han llevado a la ciudadanía: ser en esta crisis económica mundial el vagón de cola -por añadiruda que España padezca otras crisis-, lo que consiguientemente ha provocado tremenda indignación de la sociedad civil que ya no puede soportar más el abuso que de su paciencia hacen los políticos, y bate el récord de manifestaciones verificándolas casi a diario, lo que, a su vez, constituye una vergüenza para España en el extranjero, es de esperar que algunos políticos cambien algo en su conducta de avaricia, y el Gobierno en su prepotencia, que deje de brillar por su ausencia la democracia. Y que para la corrupción, el trinque, tenga el Gobierno tolerancia cero, no interfiera en absoluto en la Justicia. En cuanto a ésta honra a los jurídicos el haber creado una plataforma contra la politización. Es evidente que su crédito moral está bajo cero. Han de querer entender los políticos que se necesita ya calidad de justicia y que para ello es conditio sine qua non, condición indispensable, la independencia de tal poder -nada más inconveniente que estar sometida a los políticos, lo que es disminuirla-, cual reclama la "Plataforma Cívica por la Independencia Judicial".

A ver si el españolito puede encontrar trabajo, vivienda asequible -que no esté sacrificado por ella, ventaja con que contó otrora- y justicia. De momento lo que continúa encontrándose es que la corrupción sigue en pie -no, por cierto, con tolerancia cero por parte del Gobierno-, así como que la Banca ha de ser vigilada a beneficio del ciudadano para evitar que llevada de su avaricia coninúe la destrucción a que está llevando para su dominio. Vivimos, internacionalmente, bajo la amenaza del esquema que la Banca, los Mercados, quieren imponer. Absit, ¡Dios nos libre!

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