lunes, 27 de noviembre de 2023

Opinión sobre los dos últimos reyes de España y su familia, emitida por un cercano familiar de ellos

Adulación a los miembros de la realeza

La bajeza más vergonzosa es la adulación   - Francis Bacon -


Letizia como mujer religiosa

---Imposible, David. Tampoco nos da tiempo. Ya sabes que los domingos, a las doce, voy a misa.

Me quedé absolutamente anonadado. <<Ya sabes.>> Lo que yo sabía es que Letizia no había pisado una iglesia desde su bautizo. Ni siquiera el día de su primera boda. Y no me había dicho <tengo que ir a misa los domingos>, frase que hubiera comprendido, por las imposiciones que conlleva su nueva dignidad. 

[...]

… estaban entrampados en una discusión sobre si es o no lícito abortar cuando se sabe que el feto presenta malformaciones. La opinión mayoritaria, o creo que unánime, era que no. Que no se puede abortar bajo ninguna circunstancia. […] Preferí no intervenir. ¿Para qué? Entonces Letizia abrió la boca. Letizia habla poco, pero cuando se suelta es un torrente. Y todo el mundo se calló para paladear sus opiniones.

---Yo creo que un ser, cualquier ser que te mande Dios, debe ser respetado. Si a mí mañana me hacen una amniocentesis, y descubren que mi niño esta mal, es que Dios quiere que ese niño venga así al mundo. Yo no lo dudaría. Lo tendría.

Felipe la escuchaba sonriente. Letizia buscó la aprobación de todos con una mirada fugaz que no se detuvo en mí. Yo que había recuperado los papeles de la clínica Dator, le susurré a Patricia que nos íbamos. Que se nos hacía tarde.


Letizia como mujer culta

Se le ha dado fama de gran lectora. Nanay. Sigamos leyendo a quien mejor la conoce.

Uno de los mitos más divertidos que ha aireado la prensa lacaya sobre mi prima es el de la voraz lectora-Mi prima no ha leído jamás otra cosa que periódicos, algún best-seller tipo Grisham o los libros que le obligaron a leer en el colegio y en la facultad. […] Si Letizia, periodista, hubiera regalado a su prometido una selección de los exquisitos artículos de Mariano José de Larra, se hubiera comportado de manera digna y coherente. Pero regalar una obra menor, lloriqueante, literariamente prescindible y olvidable del cronista más influyente de la historia de España, me parece un insulto para Larra y para toda la casta periodística. Se debería de haber asesorado mejor.

Otro de los mitos es el de los Ortiz Rocasolano multiculturales y conocedores de de infinidad de lenguas. Cuando Leticia se fue a México a hacer aquel doctorado que nunca terminó, eligió el país por el idioma, ya que no tenía ni repajolera de inglés. Ella hubiera preferido Estados Unidos, sin duda. Lo mismo sucede con Telma, que según las revistas habla con fluidez el inglés, el francés, el italiano y no sé si el swahili. No recuerdo cuantos idiomas le habrán atribuido a Erika.


De los dos hombres principales de su vida antes de conocer a Felipe de Borbón

David Tejera era entonces compañero de Letizia en CNN. Un buen tío. Agradable. Divertido. Muy amable. Alonso Guerrero había sido siempre más profesor que novio, pareja o marido. Alonso era para ella un Pygmalión, y escuchaba e interiorizaba los argumentos de su ex marido hasta hacerlos suyos. Con avidez. Siempre que la veía junto a Alonso, yo percibía que volvía a habitar aquel cuerpo de mujer la Letizia colegial. Atenta. Aplicada. Obediente.

La relación con David Tejera era completamente distinta. Se trataba de dos profesionales ambiciosos muy poco dispuestos a renunciar a su independencia. Patricia y yo comentábamos a menudo que se percibía una atracción física muy intensa entre ellos. Y, sin embargo, también era patente el mutuo empeño por distanciarse sentimentalmente. Por no hacer planes. Por no ser pareja.  (Vamos que estaban unidos por lascivia). David Tejera es un tío atractivo, simpático y seductor. Y muy consciente de estas tres cualidades. Se le notaba a gusto consigo mismo. Y mucho más a gusto con las mujeres, que solían ser muy receptivas a sus encantos.  Esto exasperaba a Leticia. En lo que a mí concierne siempre me pareció todo un señor. […] Alonso, David y Felipe. Victimas de una arrolladora personalidad que no perdona un desliz, una traición, una deslealtad o un descuido. En 2001 llaman a Letizia para incorporarse a Televisión Española. Indica cómo fue ascendiendo en su profesión. La relación entre David y mi prima ya agonizaba.

En aquella época Leticia nos empezó a hablar de un misterioso diplomático llamado Juan con el que mantenía una relación. Un tío importante, de quien no podía desvelar la identidad. A veces nos informaba vagamente de que había pasado el fin de semana con él en Lausana, O en Chipre. O en Nueva York. Un día Leticia acude al bufete de su primo:

--- Quería contarte algo, pero no quiero que le digas nada a nadie. Ya sabes. Es algo hipotético Imagina que salgo con una persona muy importante. Es diplomático. No sé, creo que es algo serio. Pero, verás: supón que es tan serio que, si me casara con él, tendría que dejar mi trabajo y me cambiaría la vida totalmente.

--- Lo de que tendrías que dejar tu trabajo no me gusta. Esto, tu trabajo, te ha costado mucho, y uno no va y vuelve a su antojo. Lo de suponer que te casarás, me gusta menos aún. Sabes lo que opino del matrimonio. Ya tienes tu propia experiencia.

--- Ya David, pero es que no sabes quién es.

--- Mira Letizia. No sé quién es. Pero dejar tu trabajo porque vas a casarte, como que no, ¿no te parece?


Un día cita a David y a su pareja en un restaurante

--- Os voy a contar la verdad –nos dijo-. No estoy saliendo con ningún Juan. Y no es diplomático. Con quien estoy saliendo es con Felipe.

--- ¿Quién es Felipe –preguntó Patricia tras unos segundos de incomprensión.

--- Felipe es el príncipe de Asturias.

Nos echamos a reír. No era para menos. Letizia se lo esperaba y aguantó estoicamente nuestras carcajadas, que se fueron diluyendo. Ella no se reía. Recordé mi conversación de días pasados. La sonrisa se me diluyó en la cara.

Así para su familia y para los españoles en general es sumamente sorpresivo. Es un matrimonio morganático al súmmum. Como tal, tiene mal fin; llegaron las discrepancias y broncas, ello incluido en la reyerta de la familia real anterior.


Felipe VI el Preparado

—Oye, Felipe. ¿Y tú, de verdad, eres del Atleti?

—Qué va. Eso es un sambenito que me han puesto. Pero a mí me da igual. No me gusta nada el fútbol. Que me pongan la camiseta que quieran.

Yo, aparte de simpatía por él, sentía cierta fascinación por conocer cómo había sido su formación académica, militar, vital. Y lo bombardeaba a preguntas.

—Oye, y eso de hacer volar un reactor de combate, eso debe de ser la hostia.

Él me contestaba en plan divertido, restándole a todo importancia.

—Bueno, sí. Pero no te creas que he hecho tantas cosas. Yo no he hecho la carrera militar, o las demás carreras, como las hace cualquiera.

—Bueno, algo de idea tendrás. Eres licenciado en Derecho y Económicas…

—No, hombre. Pero no es lo mismo que en tu caso, por ejemplo. Yo tenía un tutor para cada cosa. Tampoco haces exactamente la carrera. Te centran en asuntos puntuales que tienes que conocer. Por ejemplo, Derecho Internacional, Público… Yo no estaría capacitado para ejercer de abogado ni para dar ninguna clase de economía a nadie.

Sin embargo, se le puede considerar una persona culta. No hablo de cultura libresca, ya que no es nada aficionado a la lectura, pero ha estado en tantos lugares, ha vivido tantas experiencias extraordinarias aconsejado por expertos, que puede mantener una conversación fluida e inteligente sobre prácticamente cualquier tema. [...] Felipe es una persona mucho más inteligente, mucho más formada y con mucha más humanidad y humildad que su padre. [...]

Jamás se habla de política en Palacio. Jamás. Ni siquiera en los momentos más desenfadados se escucha broma o comentario alguno al respecto. Sospecho incluso que, en sus conversaciones a solas, Letizia y Felipe jamás se refieren a estos temas. En primer lugar, porque a Letizia nunca le ha interesado la política. Ni siquiera creo que la comprenda.

Su discurso, en ese sentido, fue desde siempre bastante impropio de una persona que se dedica a la profesión periodística. Se limitaba a generalizar y a decir los tópicos habituales: que todos los políticos, del color que sean, están ahí sencillamente para chupar del bote. Que los sindicatos viven de la jeta y de la subvención… Y extendía esta idea, cómo no, a los miembros de la Casa Real. Hasta que conoció a Felipe, por supuesto.

Veo aquí cómo el primo político del entonces Príncipe de Asturias quiere disfrazar la incultura de Felipe, ya que lo fundamental de la cultura es la libresca, la literaria. Anido en muchos títulos, empezando por

Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó  (17/9/1878-24/9/1953)

Sobre la Casa Palacio de  Felipe y Leticia dice:

Tras visitar las habitaciones y despachos, bajamos a los sótanos y Letizia abrió un portalón. Yo pensaba que por fin iba a conocer la famosa biblioteca, atestada de incunables. Pero, cuando se encendieron unas tenues luces, mi impresión se hizo aún más grata de lo esperado: ante mí se abría una vinotera particular inmensa. Pasamos por el laberinto de anaqueles pisando arena de playa, paladeando el aroma noble y sobrio de roble y uva vieja y contemplando el fabuloso espectáculo del vino. Felipe me aclaró:

--- Es arena de playa. La traen expresamente de una playa del Índico porque tiene las condiciones perfectas para mantenerse la humedad.


Concepto en que tiene a Juan Carlos de Borbón y Borbón

El rey no me gusta como persona. No me parece un tío fiable. […] Evidentemente Juan Carlos no es una persona brillante. Nunca le he escuchado hablar en profundidad de ningún teme. Su discurso se limita al chascarrillo. A la ocurrencia banal. […] Jamás he visto al rey, ni a cualquier otro miembro de la familia real, con un libro en la mano […] Juan Carlos te aluda y se olvida de ti. Cada vez que lo encontraba en Palacio, me hacía exactamente la misma pregunta : <¿Y tú quién eres?>. El día que me le presentaron, saludó a mi expareja con estas palabras: <Así que tú eres la prima de Letizia>. <No, el primo es él>, contestó Patricia. No es solo despiste. Yo creo que no le importa nada de nadie. […] El rey no respeta nada ni a nadie. Vive para mayor gloria de su propia persona.  El rey es un maleducado. El rey pasa de todo.

Al contar David a todo detalle la ante boda y la boda, refiere también que le consultó su prima sobre el escrito de Capitulaciones matrimoniales, y al leerle, encontró la ilegalidad de hacer constar que  "en caso de separación renuncia por completo a la custodia de los hijos. Le aconsejó no firmarlo, pero no se atrevió a negarse. Y le argumentó "Pero ¿tú qué te crees? ¿Qué yo soy tonta? ¡David, mira! ¡Aquí estamos a lo que estamos!"

---Lo que tú digas, Leticia. Estamos a lo que estamos. Firma tú, pero yo no lo firmaba. Además es nulo de pleno derecho. En un contrato privado, ni en uno público, se puede pactar la custodia de un menor sin pasar por un juzgado.


Visión de las hermanas de Juan Carlos

En la boda conoció a las hermanas de Juan Carlos, y de ellas dice: Yo no sabía que la infanta Margarita era ciega. Margarita de clava los ojos cuando te habla. Es una mujer agradable, discreta, humilde y muy cariñosa.

Todo lo contrario que Pilar de Borbón, la otra hermana de Juan Carlos. Su comportamiento es siempre desagradable, prepotente, borde  Destila clasismo por los poros y por esos peinados ahuecados de pavo real en constante exhibición Su desprecio hacia todo y hacia todos es tan patente que parece incluso ensayado. Se la notó incómoda y algo asqueada cuando saludó a mi familia plebeya. Años después, la vi en televisión defendiendo a Urdandarín, y acusando a los periodistas de haber urdido gratuitamente el escándalo de Nóos. Ni debajo del agua esta señora se calla. Y por norma, cuando habla, mete la pata. Quizá no es consciente de que cuando habla, con su altanera reputación, perjudica más a los que defiende. Sobre todo cuando no sabe lo que dice.


Continua sorpresa, cuyos efectos están ahora surgiendo

Si, como hemos visto, causó a David Rocasolano  enorme sorpresa la boda de Leticia con Felipe, no por ello eleva el grito al cielo como tantas y tantas personas, constituyéndose en el abanderado, digamos, un colega de Letizia, sobre el cual escribe: 

Desde el anuncio del compromiso de Felipe con mi prima, Peñafiel intentó ser el azote de la plebeyización de la casta borbónica. La divorciada y obrera Letizia le pareció siempre una muy inadecuada reina de España. ¿En qué tiempo vive este hombre? A mí siempre me ha hecho mucha gracia. Intenta ser la conciencia de un mundo sin conciencia, el de la realeza, donde todo vale y la vida gira a impulsos de caprichos y apetencias.   


Alonso Guerrero Pérez

Larga unión sentimental, pareja y efímero matrimonio

Finalmente en los retazos que vengo poniendo (en azul) del libro de David Solano, comentándole, dejé como cierre de este escrito sus súper elogiosas líneas sobre su primer primo político.

Alonso es un erudito, letra-herido. Creo que no he conocido jamás a nadie con un cultura tan vasta y de tanta y de tanta hondura. [...] El único de todos nosotros que podía, y más o menos,mantener una conversación al nivel de Alonso, era el tío Chus. Y aun así en evidente inferioridad de condiciones. 

En lo ideológico, Alonso siempre me pareció un revolucionario de chaise-longue. Un radical de izquierdas que riega las macetas, respeta los semáforos, paga sus impuestos y no levanta la voz. Anticlerical furibundo , no sé cómo valorará la conversión al catolicismo más purpurino de se exmujer Letizia. Presiento que con una ironía distante.

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