lunes, 4 de julio de 2022

ANTE LA CIRCUNSTANCIA DE HABERSE HECHO AÚN MÁS INNEGABLE QUE MIENTE LA INSCRIPCIÓN

El artículo de William Navarrete, titulado ‘Una visita al monasterio segoviano de Santa María la Real de Nieva’, publicado a últimos de junio retropróximo, contiene estas líneas:

Muchos escritos insisten en que el sepulcro de Doña Blanca de Navarra, fallecida en 1441, se encuentra dentro del templo. Se ha demostrado que, a pesar de que la reina se encontraba de romería en el pueblo el día antes de su muerte, los restos allí encontrados no corresponden con los de la reina.  

Estos escritos son los míos –algunos otros de diferente pluma- documentando, instruyendo, acerca del tema. Éste no debía ser ignorado por persona alguna, por de pocos alcances que fuere, ya que se comunicó por todos los medios  de información el resultado del estudio genético realizado al Príncipe de Viana que vino a demostrar que los supuestos restos de él en el monasterio de Poblet, ni los que se afirmaba ser de su madre, en Santa María la Real de Nieva, les correspondían. Pero en el pueblo segoviano, su capital de provincia y comunidad autónoma de Castilla y León, se hicieron los sordos y los ciegos para no enterarse.

Yo choqué con todos en los tres ámbitos y referente al pueblo se llegó a apedrear mi casa, encontrándome yo en ella, más de una vez, hasta que exponiéndolo a la Guardia Civil puso fin. El alcalde –in illo tempore Jaime Pérez Esteban, residente de la aldea cercana de Villoslada de la Trinidad me habló por correo electrónico de exponerlo en el cuartelillo. Mentía, hube de efectuarlo, como digo, yo.

Cuán cierto este aserto de Platón: nadie es más odiado que aquel que dice la verdad. Tal vez pueda ser por ello por lo que, como dice el Eclesiastés, aquellos que defienden la verdad son un pequeño remanente en cualquier parte. Muy conocido es este aserto de Terencio: veritas odiun parit. La verdad engendra odio.

Supongo que ante la declaración del Sr. Navarrete –aunque quizá peque de ingenuo- ya se habrá procedido a tapar la falsa inscripción del sepulcro. La osadía de la comunidad en cuestión alcanzó límites increíbles, inconcebibles, que no dejan de reflejarse, incluso en Wikipedia, cuando lo adecuado, oportuno, lógico, hubiera sido atender la petición que formuló en su día la Sra. Ibars i Puga: tapar la falaz inscripción.

Lo que aún cabe preguntar y preguntar, y pregunto, ¿se ha borrado ya la artidicha inscripción?


Se ha de afirmarme para el cese de mi lucha contra la más inverecunda de las mentiras que ésta se ha tapado en el presbiterio de la iglesia. ¡Ya es osadía, descaro, y, nunca se repetirá lo bastante,  la enorme desfachatez que encierra contra la ciencia a lo bobo. Se hacen los bobos, sí, ¡se habían hecho tantas ilusiones! 'A veces la gente -Nietzsche 
dixit - no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas'.

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