Intencionadamente o no, se confunden siempre los jueces con la justicia y los curas con Dios.Así acostumbran los hombres a desconfiar de la justicia y de Dios. -Alfonso Karr -
En la mentalidad de Séneca, que no es precisamente un zote, 'la honestidad está por encima de la ley, y así sostiene que 'lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad'. Lo malo es que la ley obliga, mientras la honestidad es obviada generalmente. Es un número exiguo el de personas que sufren cuando se les presenta un caso que por un lado es ley y por otro injusticia. Concordante criterio al de gran filósofo cordobés es el de Montesquieu para quien una cosa no es justa por el hecho de que sea ley, debe ser ley porque es justa- Leyes justas hay, pero también injustas meramente por la política dictadas. Gobernar a base de leyes es ya per se injusticia, algo que va contra la dignidad de todo Gobierno. 'Éste tiene un camino y la Justicia, otro; el Poder ejecutivo no ha de apoyarse en el Poder jurídico, ni a la inversa, sino plena independencia.
Literatura ingente hay hablando de la imperfección de la Justicia, ya no digamos de la Política. Enorme es el daño que un político y un juez puede hacer, siendo más visible el de la política. Ya el poeta y dramaturgo argentino Leopoldo Marecal dice: más daño hace un juez venal que cien delincuentes. Es opinión similar a la de nuestro Francisco de Quevedo siglos antes, que dice: menos mal hacen los delincuentes que un mal juez. También escribió: como puede ser feliz quien ha visto la codicia de los jueces, el odio de los poderosos, las lenguas de los maldicientes, las malas intenciones, las venganzas, el apetito de los lujuriosos, la insoportable vanidad de los príncipes... Y donde más cabe el infierno todo sin que se pierda gota es en la hipocresía de los predicadores de la virtud.
La mentira y la hipocresía es el distintivo de la Política, y en cuanto a la Justicia hay que añadir la dureza. Ocurre, sencillamente, que, como dice Nietzche, la crueldad es uno de los placeres más antiguos del hombre. Ésta choca frontalmente contra la ley de Dios; no hay que olvidar que por la ley de los hombres fue condenado el Hijo de Dios tras un vergonzoso proceso. El dramaturgo italiano Diego Fabri presento en 1955 que se representó en Madrid, teatro Español al año siguiente y que fue llevada al cine y a la televisión El Proceso de Jesús es el mayor vulneración, daño, perjuicio, causado por la justicia humana, que es, pese a quien pese, bastante imperfecta, ya por las leyes, como queda dicho, ya por la actuación del juez.
No actúe usted a la ligera y estará seguro de no equivocarse, recomienda Jacinto Benavente, y esto viene pintiparado para el oficio de juez. No se trata única y exclusivamente de aplicar la ley, lo fundamental es buscar la verdad. Esto que de por sí es de sentido común lo recalca un juez tan brillante como el ya jubilado José Castro Aragón y lo da a conocer Pilar Urbano en su libro 'Pieza 25', dialogo con el instructor del Caso Noos en el que este óptimo juez (dentro de los límites de ellos) le declara: <si no me empeñase en buscar la verdad por encima de la justicia, no solo sería un mal juez; sería un mal hombre> Es notorio hubo de luchar valerosamente en su busca al encontrar oposición "real". Este real se refiere tanto a realeza como a realidad. Se dio la vergonzosa existencia de que el entonces jefe del Estado -se trataba de su de su hija y de su yerno- y relevantes miembros jurídicos trataron de impedir su actuación. Es la clásica manera de proceder la justicia que muy bien pinta el poeta chileno Pablo Neruda al decir: ´el fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan,
Triste espectáculo el de la justicia en este mundo.
La justicia no es más que una mercancía pública, y el caballero que preside el tribunal ratifica las transacciones - Petronio -
Mucho cojea la Justicia como todo lo humano, Esto no es que la justicia divina deje de condenar el mal; está definida como el atributo d Dios por el cual castiga el mal y recompensa el bien. Justicia es también la compasión; en la de Dios la hay, pero brilla por su ausencia en la de los hombres. ¿Dónde está la solidaridad humana humana? Es inexistente, y, entre otros autores, así lo hace constar Gustavo Flaubert al afirmar que la solidaridad es una de las más bellas invenciones de la hipocresía social.Esta doblez, falsedad, ficción, se da también contra este criterio de Ortega y Gasset: la ejemplaridad debe ser anexa al mando. Insisto en que en gran medida no ocurre, ni mucho menos, quedando entendida esta salida de quien un día fuera colega mío como asiduo colaborador de Nueva Alcarria: Santiago Martínez Fornés: Admiro al juez que después de juzgarse a sí mismo,le queda todavía tiempo y gusto para juzgar a los demás. Efectivamente, y tantas veces a personas de mejor moral, más inteligentes y cultas, porque un juez no es per se un ángel o un dios.
Ya el citado autor de 'Madame Bovary' escribió un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de risa, si no me diese piedad. Un juez -y pido perdón al lector por estampar esta perogrullada- no está por naturaleza exento de vicios. Me refirió un abogado el fallo de un juez contra un individuo por tener una querida, y él también la tenía y datando de más tiempo. Si aquí la sentencia pudo ser justa, aunque no predicara con el ejemplo, qué decir de las torticeras. Torticero, ra, es para el DAE lo injusto, lo que no se arregla a las leyes o la razón.. Sentencias hay injustas, improcedentes en cuanto a la moral, y, sin embargo, no son ilícitas, sencillamente, son improcedentes, irracionales, disparatadas, ilógicas, absurdas, pero de un absurdo que solo va contra la razón, Sentencias tales son arbitrarias con referencia a la razón pero no a la ley.
Claro está que en ellas se trata de dar viso, aspecto, apariencia de que se hace justicia. ¡Cuánta injusticia, ay Dios, con nombre de justicia! La peor forma de la injusticia es -Platón dixit- la justicia simulada. Es, en definitiva, de general conocimiento, la unánime repulsa a las lites, que a quienes totalmente beneficia es a abogados y jueces. No lo digo yo, sino que corroboro al criminólogo y médico italiano César Lombroso, quien asegura que la obra entera de la ley no es más que un mecanismo en favor de abogados y magistrados. Muy significativa es respecto a lo que vengo exponiendo este aserto de Rousseau: si tu causa es justa, procura buscar la conciliación, si tu causa es injusta, acude al litigio.
Otro día volveré a tratar de este tema que tanta aversión produce con todos sus sinónimos.antipatía, aburrimiento... y ninguno de sus antónimos atractivo, placentero ... Pero hay que contar con ello en este "valle de lágrimas", definición que la Salve da de la vida, ¡Hay tanto de negativo en ella! Ya dice nuestro Premio Nobel Camilo José Cela que la vida es triste; tremendamente triste, y la humanidad, cruel.
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