lunes, 22 de febrero de 2021

¿Seguimos transitando de un mundo a otro o no hay otro mundo?

Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería  una burla cruel. - Gandhi - 

Ríos somos que desembocamos en el mar, y no precisamente el el Mar Muerto. Este está en este mundo y, a decir de la religión, vamos a otro. Hemos de pasar, sí, por el Mar Negro, que también se encuentra aquí . Ya dice el poeta que 'nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es morir'. Después habla de que llegados a ella, todos somos iguales, no hay distinción de clase social. Digo yo que tampoco ha de haber esa infinitud de necios de que nos habla la Biblia; bueno, 'morir para vivir', que reza el dicho. 

Hay quien no cree que tras ese Mar de la Muerte haya un mundo mejor; yo no le envidio, lejos de ello le compadezco. Yo en mi terror a la muerte me agarro a la religión como a un clavo ardiendo , estos con el padre 'San Manuel, bueno y mártir ', de la novela de Unamuno, o nivola como gustaba de decir él. Porque, en efecto, <todas las religiones son verdaderas en  cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que la profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir> ¿Es la muerte solo un tránsito o, por el contrario, implica un final total? Esto aquí  no lo averigua ni el célebre Licenciado Francisco Vargas consejero de lo Reyes Católicos, que era tan averiguador.                                          

Francisco de Vargas
(Su sepulcro esta junto con el de su hijo el obispo Gutiérrez de Carvajal en una capilla adjunta a la iglesia de San Andrés, de Madrid, y por ello llamada Capilla del Obispo).

Siguiendo la incógnita indespejable vivimos.

Sobre la muerte gira la Filosofía, y tiene una gran producción en la Poesía. El poeta Amado Nervo, a quien enormemente impactó la muerte de su amante Ana Cecilia Daillez, transformándola en 'La amada inmortal', exclama en su libro 'El arquero divino: '¡Pensar que los dos seres más hondamente íntimos de mi ser : mi madre y la mujer que me amó, saben ya, desde años, el misterio de la muerte , y no pueden descubrírmelo...!' Él ve la vida con total pesimismo, pero cree en la inmortalidad del alma. 

Toda existencia, aun la mejor librada, es tan dolorosa, tan llena de contradicciones, tan ilógica, tan enferma, que sin esfuerzo se aprende y se comprende que vivir es algo anormal un accidente inarmónico, inconexo, en el persistir sereno de nuestro Yo sin tiempo, en la subsistencia inmortal de nuestra especie superior ; una dolencia temporal, inexplicable, en la armonía sin fin del alma.

Él sostiene que 'quienes piden lógica a la vida se olvidan que es un sueño. Los sueños no  tienen lógica. Esperemos a despertar'. [...] La vida no es más que una muerte temporal, que empieza en el nacimiento y concluye en el ataúd'. Considera que

la muerte es el mejor de los bienes, tal vez el único bien Casi vale la pena vivir con existencia miserable por ganar por gozar al fin del sublime privilegio de morirse.  

Ahí es nada este aserto, ha merecido subrayarse.

¿De dónde venimos, a dónde vamos?.

Vaya usted a saber; no ha habido, hay ni habré ningún hombre sabio que lo haya descubierto, ya dice Shakespeare, en Hamlet, que 'existen más cosas entre el cielo y la  tierra  de las que puede enseñar nuestra pobre filosofía' Son muy   fantasiosas estas líneas del poeta y obra que venimos repasando

La inmortalidad individual depende acaso de nosotros mismos: :una voz misteriosa nos pregunta, al morir: --¿Quieres o no quieres seguir siendo? Si el hombre responde resueltamente <QUIERO>, subsiste... [...] ¿Quién a esta pregunta formidable se atreverá a decir: NO? El hombre tiene más horror de la nada que de muchos  martirios.

No deja de haber quien alardea de no temer la muerte, por ejemplo, Edgar Allan Poe  'A la muerte se la toa de frente con valor y después se le invita a una copa'. O José Saramago: 'No me preocupa la muerte, me desenvolveré en le nada

De Amado Nervo en cuanto a nuestra existencia anterior; he aquí otro de sus pensamiento en el Arquero:

Quién sabe si, en suma, ¡oh ascetas!, es un error buscar encarnizadamente a Dios en la vida: A la vida venimos a cosechar una especial experiencia que el alma necesita, no a fundirnos con Dios en cuyo seno ya estábamos antes y al cual hemos de volver después. Él está  al principio y al final del camino. En el camino mismo solo esta el Dolor, que es la sombra de Dios.

Esto de que Dios es dolor da que pensar, mas es impenetrable en nuestra pobre filosofía. Sobre sus  tres pilares: Dios, el mundo y el ser, solo podemos divagar. 

Schopenhauer, en su 'Fragmentos sobre la historia de la filosofía' expone:

El que ahora, después de no haber existido un tiempo infinito, deba continuar durante toda la eternidad, es una hipótesis excesivamente audaz Si, en mi nacimiento, vine y fui creado de nada, es muy probable que, en la muerte, vuelva a ser nada Duración infinita a parte post , y nada a parte ante, no concuerda.

Ya había asegurado este filósofo del pesimismo: 'Después de la muerte serás, lo que eras antes de tu nacimiento'.  

En definitiva y en lo que está a nuestro alcance.

La muerte no solo nos hace desaparecer de la faz de la tierra, sino que causa enormes estragos en muchas familias con los cambios que motiva en la dirección de ellas, dándoles un penoso viraje con prematuros fallecimientos de nuestros seres queridos. Nos condenó a pasar por nuestro propia tragedia y por la de ellos a quienes ya no volveremos a ver. Bendita sea nuestra religión que me aporta el bálsamo de fe, teniendo caridad y esperanza -las tres bellas virtudes teologales- ¡PERO! se halla tan lejos en la geografía y en la cronología 

De momento, y por un momento, tengo de mis ancestros y lo que quede de sus cuerpos en sus nichos respectivos, pero... pasado el tiempo..., ¡ni ellos ni yo! Yo he de morir -aunque en el fondo y como a todos, me resulte increíble-, se suceden las generaciones y solo vive en el recuerde tres o cuatro -ya en el bisabuelo quedamos en el olvido-, que en opinión de Gandhi 'la muerte no es más que un sueño y un olvido'. Además los cementerios, y preferentemente los de Madrid, también "mueren", desaparecen, con el paso de los siglos. En conclusión, como dice Unamuno, 'semillas somos los hombres del árbol de la humanidad'  

Unamuno, como sabemos, quería volver a ser tal como era, en todo, el mismísimo Miguel de Unamuno. No deja de recordárrnoslo el susodicho Nervo -de poeta a poeta y de pensador a pensador- : 'Surge un místico español y se cree obligado a ser un "místico realista". <Mi Dios -me escribía una vez el grande y hondísimo Unamuno- es de carne y hueso>. Él escribió 'El cristo de Velázquez'  que siglos atrás pintara el sevillano Diego de Silva Velázquez

                                        

¿Le volveremos a ver, y en  carne y hueso Más Allá del Museo del Prado? Por hoy hemos de conformarnos con la presentación de los artistas y de los poetas.                                                

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