Jon Iñarritu García, de Euskal Herria Bildu
No ha habido en líneas generales una política honesta y justa, estando hecho el jefe del Estado a mirar pro domo sua, y los políticos a seguir su ejemplo. Corrupción, toda corrupción y nada más que corrupción. Y a este extremo se contagió gran parte de la sociedad aumentando el hombre lobo, a la bancarrota económica se unía la moral.
Según Juan Balansó, la monarquía de Juan Carlos I pasaría a la historia como "el reinado de la corrupción" Leyes se emitieron –otras consiguió el ciudadano sufridor que murieran en el intento- que eran por demás injustas y, por supuesto, tendentes al dinero, al mercado, que no al ciudadano. Bajo este deshumanizado punto de vista operaron los gobiernos sin importarles en absoluto que varios sectores sociales fueran económicamente demolidos.
Se trató de imponer y se impuso una economía sumamente dolosa desoyendo quejas de la sociedad, porque "la monarquía casa muy mal –Enrique de Diego dixit- con la libertad de expresión y solo acepta la sumisión plebeya o la adulación cortés"
Algo verdaderamente abstruso.
Monárquico es quien asume e interioriza su inferioridad.
Monárquico es sinónimo de servil.
- Enrique de Diego -
Es absurdo, inverosímil, irracional, que haya monárquicos, a no ser pancistas, los que tienen en su provecho y tranquilidad tal régimen, el cual per se, por sí mismo, es esquiilmador, nunca se repetirá lo bastante, de la economía del país como se viene demostrando sacando también a la palestra gastos no expuestos, por lo que de relativa tiene la transparencia de la Casa Real En modo alguno cuentas claras. Y ello desde que se anunció, que antes todo era opacidad. Ocultación.
Hoy día está diciendo las cuatro verdades al anciano ex rey y su Corte –no de cortesanos, de políticos- este senador de Bildu pero ya antes todo había sido dicho por este libro y este segoviano; veamos la presentación que del mismo hace en esta entrevista en que queda revelada su tesis:
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