La Constitución la han incumplido todos los Gobiernos, en unos artículos por omisión, no dándose por enterados, y otras veces por acción. llegando a ir contra ellos, tal como el referido a la libertad de expresión, el cual Mariano Rajoy quiso hacer callar a la sociedad mediante ley, la llamada ley mordaza, La Carta Magna la limitaron a la conveniencia de la Política, a la aplicación de aquellos artículos que sirven a ésta de modo favorable, los demás, como tantas veces se quejó el pueblo, era papel miccionado. Y ya ha llegado al colmo no habiendo calmado nada a día de hoy. Vino un Gobierno que nos prometió bodas en el cielo, pero que si quieres.
¿Han mejorado, por ejemplo, el trabajo y la vivienda, artículos 35 y 47 respectivamente? El paro empeora y continúa el exorbitante precio de alquileres -vivienda y local de negocio- verdadero robo o corrupción. Y de ésta, propiamente dicha, ya veremos si se pone con eficacia dique de contención; en realidad ha de ponerse de todo tipo de la misma. 'la corrupción -Franklin Herbert dixit- leva infinitos disfraces'. Lo que de momento tenemos claro es el alarde de suntuosas viviendas -piso o chalet- de los nuevos políticos que alcanzaron el poder o, cuando menos, la presidencia de un partido político, cual el caso de Santiago Abascal. Ricos o no por su casa, lo son ahora -más- mejorando su calidad de vida.
De Abascal se ha pregonado menos su cambio por tener menos relieve político que el vicepresidente de Gobierno, no obstante podemos leer en internet estas líneas de la revista satírica 'el jueves en la que los Borbones y los políticos son ridiculizados. Y sí que son de risa y, lo peor, de pena. Según la revista:
<... se acaba de mudar a una casa valorada en un millón de euros. [...] Por lo que hemos podido saber, el chalet está orientado hacia el este para que desde primera hora de la mañana pueda estar cara al sol. Su chalet dispone de todo tipo de lujos, desde un spa en el ático a una cámara de gas para rojos en el sótano>. E igualmente informa de que no da mucha importancia a la piscina, habiendo mandado drenarla No deja de aclararnos tan tremenda rareza, sigamos leyendo. <Por lo que hemos podido saber, su idea es convertirla en un mausoleo donde enterrar de nuevo los restos de Franco cuando llegue a ser presidente del Gobierno>. Estas fantasías dejarían chiquita a 'Antoñita la Fantástica'.
Cierto que a este Gobierno se le ha presentado el hándicap de la pandemia sanitaria, mas no por ello ha dejado de realizar metas que para él eran primordiales. No sabemos si hubiera efectuado la exhumación de Franco de saber que iba a surgir el coronavirus, pero en esta peste negra a lo siglo XIV -1346 a 1353- que continuamos y no cesan en la tarea del Valle de los Caídos, por lo que se deduce hubiera ocurrido igual. ¿No se encontraban cuestiones más perentorias a verificar que la de exhumar a Franco, ver qué destino se da a dicho monumento y qué hacer con la gigantesca Cruz, también sobresaliente en arte?
Absurdo e infamia.
Pinta mal para el Valle de los Caídos. No puede ser cementerio religioso y civil a la vez, pero ¿por qué civil? En Madrid los cementerios católicos -la Almudena y las Sacramentales- no pasan a cementerio civil, no hay porqué realizar esta transformación. Pero además considérese que en el Cementerio Civil de Madrid hay gran número de cruces , ya que no solo hay en él ateos sino también 'personas que profesaban una profesaban una confesión cristiana distinta a la católica', como se expone en internet.
Yo, que soy católico hasta la médula, he visitado este cementerio, próximo al municipal, alguna vez. En él hay personas que dejaron grato recuerdo, tal como Pío Baroja o Nicolás Salmerón, uno de los cuatro Presidentes que tuvo la Primera República española, el cual optó por dimitir antes que firmar una sentencia de muerte Con la Segunda República legaría el Madrid de la checas de que habla Agustín de Foxá, ap. Entonces también se quitó la Cruz. Destruir hoy la del Valle de los Caídos sería... ; bueno, si se llega a cometer esta iniquidad, arbitrariedad, ya lo diría>.
Algo más he manifestado en Facebook
La cruz que se debiera quitar es el peso, trabajo y carga de los políticos que nos llevan al calvario de males y pesadumbres.
Y no he dejado de recordad:
Alertar sobre la intensa y continúa campaña de marketing que se está orquestando para distraer la atención de los turbios asuntos que rodean a la Familia Real. Una campaña de lavado de imagen que empezó tras la abdicación de Juan Carlos y la coronación del nuevo rey Felipe VI, al que se presenta como un joven sensato, moderno, muy bien preparado y, sobre todo, como un símbolo de ejemplaridad
Al parecer, pues todavía no he leído el libro, según información acerca del mismo presenta el autor 'las andanzas personales y políticas de Alfonso XIII, Juan de Borbón y su hijo Juan Carlos hasta llegar a Felipe VI, quien lleva la pesada carga de una historia familiar e institucional muy alejada de la idílica imagen de respetabilidad y ejemplaridad que tanto se empeñan en transmitir.
En propias palabras del autor, o sea, textualmente: '
<Con este libro solo quiero poner mi granito de arena para aproximarnos a quitar la máscara a una institución que no es útil, no ha sido ejemplar, no es democrática, no es la más barata y encima ni ha arbitrado ni ha moderado nada, ni va a poder arbitrar ni moderar nada. Y solo espero que la ciudadanía termine de abrir los ojos y, sobre todo, que le dejen abrirlos>.
Una ciudadanía, por supuesto que tenga ojos para ver. Y en esta visión, y en muchos individuos también, ha de entrar en juego la imparcialidad juzgando y procediendo con rectitud. Porque de la monarquía, con el tremendo gasto que implica, muchos se benefician, tiene intereses creados, el asalariado. Ya el banquero de Juan Carlos I, Mario Conde, que hizo escala en la cárcel como tantos de sus amigos y servidores, escribe en su libro 'De aquí se sale' (2011) :
Si ante situaciones de agravio personal o institucional derivadas de un abuso cierto, claro y terminante del poder político, motivado en finalidades espurias, la Monarquía permanece impasible, utilizando el argumento de que no puede hacer nada, si en esos casos límites carece de poder efectivo, es lógico que muchos se pregunten para qué queremos una institución que en tales situaciones, cuando más se la necesita, se considera vana.
La monarquía no es más que una mantenida. ¡Y toda una familia!
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