En concepto de Schopenhauer, 'toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculizada. En segundo lugar, es violentamente rechazada. En tercer lugar, es aceptada como evidente por sí misma'. ¿Que sucede con estas tres etapas con relación a los restos mortales humanos encontrados en lugar prominente de la iglesia del pueblo encontrados por unos albañiles con motivo de obras -una de ellas acondicionar el altar mayor a la nueva liturgia de la misa- en octubre de 1994 siendo cura párroco José María Martínez Nieto, que pasó a Cantimpalos donde permaneció algo más de veinte años, dejando este pueblo en octubre de 2018. Muere en Segovia a la edad de 83 años y el entierro tuvo lugar en Santa María la Real de Nieva el 12 de octubre de 2019.
Salvo su estancia en Bogotá y Panamá Panamá, estuvo siempre destinado este segoviano, natural de Cuevas de Provanco, en la provincia de Segovia: Riaza y Ayllón.Y, como vemos, volvió a Santa María al elegir este lugar para su sepultura, pero ya no recibió su cadáver su sustituto, Alfonso Águeda Marín, que fue trasladado a la Parroquia de San Eutropio - El Espinar (Segovia) a causa del liti entre el Obispado y el Ayuntamiento santamarieño para dilucidar la propiedad del claustro. Recibió al difunto párroco el nuevo sustituto: Francisco Javier Martín de Arce. (Yo le recuerdo bien, era persona grata, alguna vez nos reunimos a comer en el Hostal de Avanto). | ||
Los restos fueron de la ceca a la meca, incluso Ellos guardados en una caja fuerte, hasta ser llevados a Madrid para ser sometido a su estudio en el Laboratorio de Antropología Forense del profesor don Juan Manuel Reverte Coma En el dictamen que dio -diciembre del mismo año- expuso, dentro de las características del cadáver incompleto de mujer, afirmó de modo rotundo que, pese a coincidir con algunos datos personales y de circunstancias históricas con doña Blanca I de Navarra, 'la prueba definitiva y segura sería el estudio de ADN , tanto en este esqueleto como en los restos que puedan existir del padre de doña blanca, Don Carlos III enterrado en la Catedral e Pamplona y del hijo de la Reina , Don Carlos, Príncipe de Viana, enterrado en el Monasterio de Poblet.
Item más. Si el ADN de estas personas, especialmente el del Príncipe de Viana, coinciden con el que pueda hallarse en estos restos esqueléticos, se tendría la seguridad de que se trata efectivamente de de Doña Blanca I, Reina de Navarra.
Aquí radica la clave. Llegó a verificarse tal estudio genético, sobre el cual he hablado hasta la saciedad, pero han transcurrido casi doce años y la autonomía de Castilla y León, Segovia y el pueblo todavía no se han enterado de esto:
Quosque tamdem, hasta cuándo, va a persistir la ignorancia. Nos hallamos en la segunda etapa, es violentamente rechazada la verdad, tras haber pasado por el ridículo de pregonar cuando se encontraron los restos en cuestión que pertenecían a la indicada reina. Así sin más, sin ton ni son, a tontas y a locas.
En la enciclopedia Wikipedia, página dedicada a Blanca I de Navarra, podemos leer en el epígrafe titulado:
Sepultura y restos de Blanca I de Navarra.
Ya vemos al pie que ratifica lo dicho: la mentira, el engaño, la falsedad, el embuste, el infundio, la patraña, el cuento, y no sé si me dejo algún sinónimo en el tintero. Porque se está actuando, indubitadamente, mixtificando la Historia con el mayor descaro, procacidad contra la verdad de la Historia. Ya no se trata de pruebas documentales, que también puede ser contundentes, sino de algo axiomático como es el ADN mitocondrial.
Hora es ya de que 'sea aceptada como evidente por sí misma' la verdad de la la falsa tumba. Tratándose de la inequívoca prueba del ADN mitocondrial no debió pasar por las dos etapas primeras, ya que la citada prueba científica no admite sino el ipso facto acatamiento de la verdad. Y, no obstante -repito, y nunca se repetirá lo bastante- se da el caso inaudito, tanto por insólito como por vituperable, de que se exhibe la mentira en la iglesia por duplicado , y en el pueblo por triplicado, añadiendo el tercer motivo el Ayuntamiento en su página web en la que, quien tal redactara, ni corto ni perezoso, perezoso a la mentira, sostiene lo que a todas luces puede llamarse LA INFAME MENTIRA DEL SEPULCRO. Mentira por duplicado en el presbiterio del templo, porque se ha colocado en su inmediación esta placa:
Si no corresponde la inscripción del sepulcro a los restos que contiene, no viene a cuento que se ponga al lado del mismo el nombre de la aludida reina medieval y las fechas que delimitan su existencia: 1385-1441.
Mi lucha por la verdad ha resultado estéril hasta aquí; ahora bien, ello no me avergüenza, que no es a mí a quien ha de humillar, sonrojar, afrentar, y a tal efecto digo con Gandhi: 'Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira''. ¿Están triunfando mis contrincantes? De momento, sí. ¿Pero a qué precio? Cae por parte de Bertolt Brech esta dura recriminación: 'El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante, pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ese es un criminal!' Sí, porque crimen no es solo el cruento, sino 'todo delito grave, toda acción indebida o reprensible' (DAE). Ya algo similar afirmó Cicerón; 'Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad'.
¿Por qué quiénes en este caso conocen la verdad -que son todos menos cuatro ignorantes engañados- aceptan la mentira, y para más inri se aferran en imponerla? Nuestro Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal considera: 'He aquí una evidencia que es también una norma: los únicos tónicos de la voluntad son la verdad y la justicia'. Tan importante es la verdad que, como entiende el justo juez -valga la redundancia- José Castro Aragón es básica para hacer justicia; el afirma: 'Si no me empeñaste en buscar la verdad por encima de la justicia, no solo seria un mal juez: sería un mal hombre'. Efectivamente, para ser una persona integra es necesario practicar la verdad; en ello están de acuerdo todos los autores. Para la gran figura de la Filosofía, Immanuel Kant, ' por una mentira un hombre se echa a perder, y por así decirlo, aniquila su dignidad de hombre '. Para el Fénix de los ingenios, Lope de Vega, 'Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo'. Etcétera, etc..
En la página web del municipio santamarieño vienen unas líneas que desde luego no he dejado de transcribir en más de un artículo, solicitando conjuntamente su desaparición en aras de la verdad, pero que si quieres, total rechazo a mi solicitud, imposible logro, ya saliendo por evasivas -de visibles chorradas, lo que se llama salir por peteneras-, ya sometiéndome al silencio, cual me sucedió con la actual alcaldesa del pueblo. Asimismo tras no poder contradecirme y quedar malparado el director de la Academia de San Quirce, antigua Universidad Popular. Asimismo en mi lucha por la verdad contra esta tácita connivencia con la mentira del sepulcro sufrí otros males que no he dejado de exponer en algún artículo anterior.
La postura adoptada por la Iglesia ya queda dicho que es la del acatamiento de la mentira, así en lo que atañe al citado P. Águeda, que a primeros del 2000 sustituyó a Martínez Nieto -q. e. p. d.- hasta ser reemplazado en junio de 2018 por el actual sacerdote del pueblo, quien también tolera la mentira que fue instalada en el templo, cuyo padre de la misma, en denominación de Jesucristo es el diablo.
En junio del año pasado se falló el pleito entre el Obispado y el Ayuntamiento, generado al querer el primero fuera definida la titularidad del claustro. En él, y no en la iglesia, estaba interesado el pueblo, y el Juzgado de Primera Instancia otorgó la posesión de éste con sus dependencias en pleno dominio al Ayuntamiento, y al Obispado, de igual forma, la iglesia. No hubo apelación, ambas partes litigantes, se dieron por satisfechas (Claro que por su papel en este asunto el párroco Alfonso Águeda Martín ya estaba de más, sobraba, en el pueblo.
Obviamente se comunican la iglesia y el claustro, y ¿ahora qué? En fin, que lo que queda de lo que fue monasterio se ha troceado entre el Municipio y la Iglesia y 'tutti contenti', al menos aparentemente.
Con referencia a los efugios que, como antes dije, salieron los políticos a que me he dirigido, y ahora aludo a uno de Segovia, he de decir que uno fue el de manifestarme, años atrás, que nada podía hacer en cuanto a mi petición de que se tapara la inexacta inscripción, porque la iglesia era del clero, por consiguiente de propiedad privada. Le respondí que no era así, y entonces optó por no contestarme.Aunque ya no ocupa el cargo, tan "documentado" señor, tengo la gentileza de no citar su nombre. Verdad que la mentira no suele ser cosa que violente a un político. A día de hoy tampoco a quienes no lo son, vivimos una época en que la mentira, el engaño y la falta de conciencia está a la orden de día.
Otrora la parte alta del claustro sirvió para distintas oficinas, pero se fue desocupando y derribando.
No viene a cuento hic et nunc, aquí y ahora, detenerme en este tema, así que continúo y acabo con el que constituye mi opinión el aferramiento a la mentira por TODOS: pueblo, capital de provincia y comunidad autónoma. Insisto en esta unión por lo que tiene de insólito.
No he tocado todos los palillos, me queda el clero diocesano, el que está en el Siglo, en cuanto al mundo de la vida civil, y, por tanto, no protegido por la clausura, aunque en el convento tampoco está la perfección, nada humano la contiene, solo podemos situarnos en el camino a la divinidad. ¿He de confiar en el clero para conseguir que se acepte la verdad, que se ponga fin a esta mentira tan denigrante? Difícil me resulta después de mi ya apuntado fracaso con el anterior párroco y con el actual. Lo evidente es que no puede un clérigo, de la religión que fuere, -la nuestra ante todo, porque Cristo se autodenominó <la Verdad> - adherirse a la mentira, no luchar contra ella.
Presentación en Poblet el 8 de septiembre de 2008 |
En la enciclopedia Wikipedia, página dedicada a Blanca I de Navarra, podemos leer en el epígrafe titulado:
Sepultura y restos de Blanca I de Navarra.
Durante una obras en la iglesia de Santa María la Real de Nieva se hallaron unos restos que, por su aspecto, fueron asignados sin prueba alguna a Blanca I de Navarra Se realizó una tumba en el presbiterio de la iglesia donde se introdujeron estos restos.
Sin embargo con el objetivo de aclarar la autenticidad de los restos de su hijo, el Príncipe de Viana, se le realizó una prueba de ADN mitocondrial al príncipe y se contrastó con otra prueba de ADN mitocondrial realizada a los restos de su madre, supuestamente enterrada en la iglesia de Santa María la Real de Nieva.
Esta prueba fue presentada en Poblet el 9 de septiembre de 2008. Su resultado demostró que eran falsos los restos del príncipe y por consiguiente los de su madre.
A día de hoy ni la Iglesia ni el gobierno local y autonómico han corregido lo que al principio fue craso error.Trae esta fotografía.
Ya vemos al pie que ratifica lo dicho: la mentira, el engaño, la falsedad, el embuste, el infundio, la patraña, el cuento, y no sé si me dejo algún sinónimo en el tintero. Porque se está actuando, indubitadamente, mixtificando la Historia con el mayor descaro, procacidad contra la verdad de la Historia. Ya no se trata de pruebas documentales, que también puede ser contundentes, sino de algo axiomático como es el ADN mitocondrial.
Hora es ya de que 'sea aceptada como evidente por sí misma' la verdad de la la falsa tumba. Tratándose de la inequívoca prueba del ADN mitocondrial no debió pasar por las dos etapas primeras, ya que la citada prueba científica no admite sino el ipso facto acatamiento de la verdad. Y, no obstante -repito, y nunca se repetirá lo bastante- se da el caso inaudito, tanto por insólito como por vituperable, de que se exhibe la mentira en la iglesia por duplicado , y en el pueblo por triplicado, añadiendo el tercer motivo el Ayuntamiento en su página web en la que, quien tal redactara, ni corto ni perezoso, perezoso a la mentira, sostiene lo que a todas luces puede llamarse LA INFAME MENTIRA DEL SEPULCRO. Mentira por duplicado en el presbiterio del templo, porque se ha colocado en su inmediación esta placa:
Si no corresponde la inscripción del sepulcro a los restos que contiene, no viene a cuento que se ponga al lado del mismo el nombre de la aludida reina medieval y las fechas que delimitan su existencia: 1385-1441.
Mi lucha por la verdad ha resultado estéril hasta aquí; ahora bien, ello no me avergüenza, que no es a mí a quien ha de humillar, sonrojar, afrentar, y a tal efecto digo con Gandhi: 'Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira''. ¿Están triunfando mis contrincantes? De momento, sí. ¿Pero a qué precio? Cae por parte de Bertolt Brech esta dura recriminación: 'El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante, pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ese es un criminal!' Sí, porque crimen no es solo el cruento, sino 'todo delito grave, toda acción indebida o reprensible' (DAE). Ya algo similar afirmó Cicerón; 'Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad'.
¿Por qué quiénes en este caso conocen la verdad -que son todos menos cuatro ignorantes engañados- aceptan la mentira, y para más inri se aferran en imponerla? Nuestro Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal considera: 'He aquí una evidencia que es también una norma: los únicos tónicos de la voluntad son la verdad y la justicia'. Tan importante es la verdad que, como entiende el justo juez -valga la redundancia- José Castro Aragón es básica para hacer justicia; el afirma: 'Si no me empeñaste en buscar la verdad por encima de la justicia, no solo seria un mal juez: sería un mal hombre'. Efectivamente, para ser una persona integra es necesario practicar la verdad; en ello están de acuerdo todos los autores. Para la gran figura de la Filosofía, Immanuel Kant, ' por una mentira un hombre se echa a perder, y por así decirlo, aniquila su dignidad de hombre '. Para el Fénix de los ingenios, Lope de Vega, 'Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo'. Etcétera, etc..
En la página web del municipio santamarieño vienen unas líneas que desde luego no he dejado de transcribir en más de un artículo, solicitando conjuntamente su desaparición en aras de la verdad, pero que si quieres, total rechazo a mi solicitud, imposible logro, ya saliendo por evasivas -de visibles chorradas, lo que se llama salir por peteneras-, ya sometiéndome al silencio, cual me sucedió con la actual alcaldesa del pueblo. Asimismo tras no poder contradecirme y quedar malparado el director de la Academia de San Quirce, antigua Universidad Popular. Asimismo en mi lucha por la verdad contra esta tácita connivencia con la mentira del sepulcro sufrí otros males que no he dejado de exponer en algún artículo anterior.
La postura adoptada por la Iglesia ya queda dicho que es la del acatamiento de la mentira, así en lo que atañe al citado P. Águeda, que a primeros del 2000 sustituyó a Martínez Nieto -q. e. p. d.- hasta ser reemplazado en junio de 2018 por el actual sacerdote del pueblo, quien también tolera la mentira que fue instalada en el templo, cuyo padre de la misma, en denominación de Jesucristo es el diablo.
En junio del año pasado se falló el pleito entre el Obispado y el Ayuntamiento, generado al querer el primero fuera definida la titularidad del claustro. En él, y no en la iglesia, estaba interesado el pueblo, y el Juzgado de Primera Instancia otorgó la posesión de éste con sus dependencias en pleno dominio al Ayuntamiento, y al Obispado, de igual forma, la iglesia. No hubo apelación, ambas partes litigantes, se dieron por satisfechas (Claro que por su papel en este asunto el párroco Alfonso Águeda Martín ya estaba de más, sobraba, en el pueblo.
Claustro del que tantos refritos de sus capiteles se ha hecho, generalmente para tesis universitaria. |
Con referencia a los efugios que, como antes dije, salieron los políticos a que me he dirigido, y ahora aludo a uno de Segovia, he de decir que uno fue el de manifestarme, años atrás, que nada podía hacer en cuanto a mi petición de que se tapara la inexacta inscripción, porque la iglesia era del clero, por consiguiente de propiedad privada. Le respondí que no era así, y entonces optó por no contestarme.Aunque ya no ocupa el cargo, tan "documentado" señor, tengo la gentileza de no citar su nombre. Verdad que la mentira no suele ser cosa que violente a un político. A día de hoy tampoco a quienes no lo son, vivimos una época en que la mentira, el engaño y la falta de conciencia está a la orden de día.
Otrora la parte alta del claustro sirvió para distintas oficinas, pero se fue desocupando y derribando.
Se acabó de demolerlo en fecha reciente relativamente, se emplearon en ello varias generaciones de albañiles. |
No he tocado todos los palillos, me queda el clero diocesano, el que está en el Siglo, en cuanto al mundo de la vida civil, y, por tanto, no protegido por la clausura, aunque en el convento tampoco está la perfección, nada humano la contiene, solo podemos situarnos en el camino a la divinidad. ¿He de confiar en el clero para conseguir que se acepte la verdad, que se ponga fin a esta mentira tan denigrante? Difícil me resulta después de mi ya apuntado fracaso con el anterior párroco y con el actual. Lo evidente es que no puede un clérigo, de la religión que fuere, -la nuestra ante todo, porque Cristo se autodenominó <la Verdad> - adherirse a la mentira, no luchar contra ella.
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