lunes, 4 de febrero de 2019

El hombre y la mujer en la Historia y en la Vida. (Primera parte)

Después de crear Dios el cielo y la tierra, colocó a Adán en el Paraíso terrenal , 'formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra , e inspiróle en el rostro un soplo o espíritu de vida y quedó hecho el hombre viviente con alma racional (cap. 2, vers. 7.del Génesis). Pero como si el Paraíso no fuera tan paradisíaco para el hombre hallándose solo, pensó el Señor: 'No es bueno que el hombre esté solo, hagámosle ayuda y compañía semejante a él. Por tanto el Señor Dios hizo caer sobre Adán un profundo sueño, y mientras estaba dormido le quitó una de las costillas y llenó de carne aquel vacío. Y de la costilla aquella que había sacado de Adán formó una mujer, la cual puso delante de Adán (2: 18 al 22). Al verla este primer ser humano, exclamó: 'Esto es hueso de mis huesos, y carne de mi carne: llamarse ha, pues, varona, porque del varón ha sido sacada. Por cuya causa dejará el hombre a su padre y a su madre, y estará unido a su mujer, y los dos vendrán a ser una misma carne. (2: 18, 24).

No deja de resultar raro que Adán, aún no padre, entendiera tanto de parentesco. Ella no se llamó Varona, sino Eva, que en hebreo significa vida. No obstante por ella, como inductora del pecado original, perdimos el Paraíso y entramos in hac lacrimarum valle, en este valla de lágrimas, como la Salve define este mundo, sufriendo, asimismo, otros castigos, cual el de la muerte. Ya éste es de por sí tremendo, tanto más por cuanto ignoramos si implica, significa o conlleva el destino, meta o punto de llegada, a nuestra desaparición.

Llena de dolor María Bashkirtseff ante su patética existencia de tuberculosa estampa en el 'Diario de su vida': 'Creo o no creo; cuando razono no puedo creer. Pero en los momentos de calamidad o de alegría, muy en el fondo, el primer pensamiento es para ese Dios que es tan duro conmigo'. Lo es, evidentemente, para muchos. Y para todos el dolor de la muerte, de la que ella dice: 'Cuando pienso que vivimos una sola vez y que cada minuto nos acerca a la muerte, me siento enloquecer'. Ella estaba predestinada a muy corta vida, ¡y era tan fructífera por sus producciones de artista polifacética. Viendo su vida truncada a corto plazo, desliza este lamento: '¡Vivir, tener tanta ambición, sufrir, llorar, combatir, y al fin ... el olvido!... Como si yo nunca hubiera existido'. Se debate intensamente ante la idea de Dios, su divina voluntad y nuestra necesidad de ÉL.

Yo no soy sabia, pero todas mis reflexiones tienden a esto: el Dios que nos enseñan es una invención. El Dios de la religión o de las religiones de ese no hablemos. / Pero el Dios de los hombres de genio, el Dios de los filósofos, el Dios de la gente de simplemente inteligente, como nosotros, ese Dios es injusto, si n o nos escucha, y si es malo, no veo qué es lo que tiene que hacer. / Pero si no existiese, ¿por qué esa necesidad de adorarlo en todas partes, en todos los pueblo y en todos tiempos? ¿Será posible que nada responda a estas aspiraciones, que son innatas en todos los hombres; a este instinto que nos lleva a buscar el Ser Supremo, el gran Maestro, Dios?

Dios creó al hombre y le castigó implacablemente, y el hombre no entiende esta severidad.

Frente al creacionismo del Génesis bíblico está el evolucionismo. Federico Carlos Sainz de Robles, en su tomo sobre 'ismos' de su Diccionario de la Literatura, lo define como 'nombre dado al sistema -metafísico, psicológico, cosmológico, que defiende la creación 'ex ni hilo', de la nada. Y, por su parte, el diccionario de la RAE lo hace así: ' 1. En teología, doctrina según la cual Dios creó el mundo de la nada e interviene directamente en la creación del alma humana en el momento de la concepción. / 2. Teoría que, en contraposición a la de la evolución, defiende que cada una de las especies es el resultado de un acto particular de creación'. Hay una tercera acepción, pero afecta a la literatura. En suma, la ciencia rechaza de plano la historia bíblica de la creación, mera literatura, aun concediéndole belleza poética y poder metafórico. Por un lado va la historia bíblica de la creación (religión), y por otro la teoría de la evolución (ciencia).

Aunque la creación no sea tal como la presenta la Biblia, puede tener Dios íntima relación con el ser humano. Y que Él existe es incuestionable; otra cosa es el entenderle. Cada religión le interpreta a su manera. Lo evidente es que no puede existir creación sin creador, obra sin autor.


Visión del hombre y de la mujer.

Creacionismo o evolucionismo aparte de ellos, uno y otra existen en nuestro planeta; desconocemos a ciencia cierta si hay vida en algún otro. Tiene muy mala prensa. Ha poco, en cuanto a la visión del ser humano, recordé a Gracián:

Si los hombres no son fieras es porque son más fieros, que de su crueldad aprendieron muchas veces ellas. [...] Advierte que entre los leones y los tigres no había más de un peligro, que era perder esta vida material y perecedera, pero entre los hombres hay muchos más y mayores: y a perder la honra, la paz, la hacienda, el contento, la felicidad, la conciencia y aun el alma. ¡Qué de engaños, qué de enredos, traiciones, hurtos, homicidios, adulterios, envidias, injurias, detracciones y falsedades que experimentarás entre ellos! Todo lo cual no se halla ni se conoce entre la fieras.

Y muy machista el autor de 'El Criticón', sigue exponiéndole a su interlocutor Andrenio:

... ¿y ves cuan malos son los hombres? Pues advierte que aún son peores las mujeres y más de temer: ¡mita tú cuáles serán!

Los sacerdotes de nuestra Iglesia, digamos mejor en general, hablan mal de la mujer, Nuestro novelista y economista José Luís Muñoz Sampedro lo sostiene y explica así:

Los cleros de las distintas religiones tienen tradicionalmente miedo a la mujer. ¿Y por qué tienen miedo a la mujer? Porque la mujer representa la pasión vital, está más cerca de la vida que el hombre. Lo malo que tienen miedo a la mujer tienen miedo a la violencia de la pasión y del sexo, porque ellos quieren controlar siempre. Ellos dicen que quieren salvarnos, pero lo que quieren es controlarnos.

Ya empieza la Biblia por hablar mal de la mujer; en el 'Libro del Eclesiástico', (42: 12, 14) leemos: 'No quieras fijar tus ojos en la hermosura de persona alguna, ni estar de asiento en medio de las mujeres. Pues como de las ropas nace la polilla, así de los halagos de la mujer, la maldad del hombre'. Seguidamente proclama algo inconcebible, inimaginable: 'Porque menos te dañará la malignidad del hombre que la mujer suave, la cual acarrea la confusión e ignominia'. Menos mal que en el 'Libro de los proverbios' admite la existencia de la mujer buena al decir: 'Quien halla una mujer buena, ha hallado un gran bien, y recibió del Señor un manantial de alegría'. (18:22). Ya antes ha expuesto: 'La mujer prudente edifica o realiza su casa, : la necia, aun la ya edificada la destruirá con sus manos'. (14:1). En el 'Eclesiastés' podemos leer otro dicterio contra la mujer: 'Después de purgar todas las cosas, he comprendido que la mujer es más amarga que la muerte, la cual es un lazo de cazar. Aquello que sea agradable para Dios podrá salvarse de ella, pero el pecador caerá en ella'. (7: 27, 28).

No son únicamente los escritores clericales quienes hablan despectivamente de la mujer, pero los padres de la Iglesia muestran una feroz misoginia, así, por ejemplo, Clemente de Alejandría: 'Cada mujer debe estar llena de vergüenza por el pensamiento de que es una mujer... La conciencia de su propia naturaleza debe evocar sentimientos de vergüenza'. Santo Tomás, San Agustín y otros lanzaron otras excentricidades.

Y si del criterio de la iglesia pasamos a sus hechos, sus errores son múltiples. Valga de paradigma el evento de Galileo y el aserto emitido por el cardenal Bellarmino en el juicio: 'Afirmar que la Tierra gira alrededor del Sol es tan erróneo como proclamar que Jesús no nació de una virgen'. ¡Y él qué sabía de astronomía! Pero el clericalismo imperante unido a fanatismo religioso motivaba 'in illo tempore' estos desafueros. Como dice Nietzsche, 'mientras permaneció el sacerdote como tipo superior, los hombres de valía de todas clases fueron despreciados'. Ejemplo principal: la Inquisición. Fanatismo al canto, y del peor. 'Hay -dice Federico Carlos Sainz de Robles, en su Ensayo de un Diccionario de la Literatura- fanatismo literario, artístico, político, religioso... En todos los casos, el fanático piensa, juzga a impulsos de su pasión y no de la razón, que es, en general, la única y más segura guía del hombre'. Subraya que el religioso es el fanático por antonomasia. Ya dice Unamuno: 'Muchos creen que es buen camino para llegar al cielo romperle la cabeza al hereje aunque sea con el mismo crucifijo'.

Como sostiene Fernando Montaña Lagos, en 'Adiós a dios. Un manual para pensar en libertad':

La medicina y la astronomía fueron miradas siempre por Roma con sospecha e inquietud, como algo contingente y ajeno a la suprema verdad revelada. La condena de la cirugía por el Papa Inocencio III con el chistoso pretexto de que Ecclesia abhorret sanguina, mientras se enzarzaba en guerras de conquista, perseguía con saña a los albigenses y tomaba la iniciativa de la cuarta cruzada, y lo sucedido cuatro siglos más tarde primero a Giordano Bruno y luego a Galileo, quien abjuró de sus malignos conocimientos para no perecer también en la hoguera, revelan con elocuencia la contradicción insoluble entre la fe religiosa y la y la verdad científicamente demostrable.

La Iglesia no desiste de ninguno de sus dogmas, continuando creyéndose infalible, mas afortunadamente ha sido obligada a suprimir la Inquisición; como dice nuestro autor, 'ahora el principal cambio es que ya no puede quemar a la gente en la hoguera'. Ha de sufrir, por grande que sea su animadversión a la filosofía y la ciencia, la especulación filosófica y la prueba científica. Espectaculares mentís les han dado ambas. Como señala Montaña Lagos.

La teoría de la evolución de las especies de Darwin y los avances de la ciencia en los dos pasados siglos asestaron un golpe definitivo a la presunta infalibilidad eclesial. La condena a quienes difunden "doctrinas y prácticas inaceptables", esto es, de todo el progreso del conocimiento que contradice sus dogmas en vez de creer "en el misterio de la Redención" y en "la anticipación del Paraíso y prenda de la gloria futura" por Juan Pablo II, no convencen sino a los convencidos.

Y en cuanto a la visión que se tiene de la mujer en el ámbito religioso es de enorme miopía mental -algo he sacado a la palestra- y de tremenda injusticia. En todas las épocas y pueblos ha sido la mujer subyugada por el hombre por la sola razón de ser éste más fuerte físicamente. Se ha dado esta bestialidad, que ya dice Cicerón que 'la fuerza es la razón de las bestias'. La mujer no ha sido durante muchos siglos para el hombre sino mero instrumento de placer, incluso llegó a prostituirla. E incluido en ello la religión. Y de religiosos y laicos con referencia a la sociedad versaré en la segunda parte de este artículo.

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