Después de crear Dios el cielo y la tierra, colocó a Adán en el Paraíso
terrenal , 'formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra ,
e inspiróle en el rostro un soplo o espíritu de vida y quedó hecho el
hombre viviente con alma racional (cap. 2, vers. 7.del Génesis). Pero
como si el Paraíso no fuera tan paradisíaco para el hombre hallándose
solo, pensó el Señor: 'No es bueno que el hombre esté solo, hagámosle
ayuda y compañía semejante a él. Por tanto el Señor Dios hizo caer sobre
Adán un profundo sueño, y mientras estaba dormido le quitó una de las
costillas y llenó de carne aquel vacío. Y de la costilla aquella que
había sacado de Adán formó una mujer, la cual puso delante de Adán (2:
18 al 22). Al verla este primer ser humano, exclamó: 'Esto es hueso de
mis huesos, y carne de mi carne: llamarse ha, pues, varona, porque del
varón ha sido sacada. Por cuya causa dejará el hombre a su padre y a su
madre, y estará unido a su mujer, y los dos vendrán a ser una misma
carne. (2: 18, 24).
No deja de resultar raro que Adán, aún no padre, entendiera tanto de
parentesco. Ella no se llamó Varona, sino Eva, que en hebreo significa
vida. No obstante por ella, como inductora del pecado original, perdimos
el Paraíso y entramos in hac lacrimarum valle, en este valla
de lágrimas, como la Salve define este mundo, sufriendo, asimismo, otros
castigos, cual el de la muerte. Ya éste es de por sí tremendo, tanto
más por cuanto ignoramos si implica, significa o conlleva el destino,
meta o punto de llegada, a nuestra desaparición.
Llena de dolor María Bashkirtseff ante su patética existencia de
tuberculosa estampa en el 'Diario de su vida': 'Creo o no creo; cuando
razono no puedo creer. Pero en los momentos de calamidad o de alegría,
muy en el fondo, el primer pensamiento es para ese Dios que es tan duro
conmigo'. Lo es, evidentemente, para muchos. Y para todos el dolor de la
muerte, de la que ella dice: 'Cuando pienso que vivimos una sola vez y
que cada minuto nos acerca a la muerte, me siento enloquecer'. Ella
estaba predestinada a muy corta vida, ¡y era tan fructífera por sus
producciones de artista polifacética. Viendo su vida truncada a corto
plazo, desliza este lamento: '¡Vivir, tener tanta ambición, sufrir,
llorar, combatir, y al fin ... el olvido!... Como si yo nunca hubiera
existido'. Se debate intensamente ante la idea de Dios, su divina
voluntad y nuestra necesidad de ÉL.
Yo no soy sabia, pero todas mis reflexiones tienden a esto: el Dios que nos enseñan es una invención. El Dios de la religión o de las religiones de ese no hablemos. / Pero el Dios de los hombres de genio, el Dios de los filósofos, el Dios de la gente de simplemente inteligente, como nosotros, ese Dios es injusto, si n o nos escucha, y si es malo, no veo qué es lo que tiene que hacer. / Pero si no existiese, ¿por qué esa necesidad de adorarlo en todas partes, en todos los pueblo y en todos tiempos? ¿Será posible que nada responda a estas aspiraciones, que son innatas en todos los hombres; a este instinto que nos lleva a buscar el Ser Supremo, el gran Maestro, Dios?
Dios creó al hombre y le castigó implacablemente, y el hombre no entiende esta severidad.
Frente al creacionismo del Génesis bíblico está el evolucionismo.
Federico Carlos Sainz de Robles, en su tomo sobre 'ismos' de su
Diccionario de la Literatura, lo define como 'nombre dado al sistema
-metafísico, psicológico, cosmológico, que defiende la creación 'ex ni
hilo', de la nada. Y, por su parte, el diccionario de la RAE lo hace
así: ' 1. En teología, doctrina según la cual Dios creó el mundo de la
nada e interviene directamente en la creación del alma humana en el
momento de la concepción. / 2. Teoría que, en contraposición a la de la
evolución, defiende que cada una de las especies es el resultado de un
acto particular de creación'. Hay una tercera acepción, pero afecta a la
literatura. En suma, la ciencia rechaza de plano la historia bíblica de
la creación, mera literatura, aun concediéndole belleza poética y poder
metafórico. Por un lado va la historia bíblica de la creación
(religión), y por otro la teoría de la evolución (ciencia).
Aunque la creación no sea tal como la presenta la Biblia, puede
tener Dios íntima relación con el ser humano. Y que Él existe es
incuestionable; otra cosa es el entenderle. Cada religión le interpreta a
su manera. Lo evidente es que no puede existir creación sin creador,
obra sin autor.
Visión del hombre y de la mujer.
Creacionismo o evolucionismo aparte de ellos, uno y otra existen en
nuestro planeta; desconocemos a ciencia cierta si hay vida en algún
otro. Tiene muy mala prensa. Ha poco, en cuanto a la visión del ser
humano, recordé a Gracián:
Si los hombres no son fieras es porque son más fieros, que de su crueldad aprendieron muchas veces ellas. [...] Advierte que entre los leones y los tigres no había más de un peligro, que era perder esta vida material y perecedera, pero entre los hombres hay muchos más y mayores: y a perder la honra, la paz, la hacienda, el contento, la felicidad, la conciencia y aun el alma. ¡Qué de engaños, qué de enredos, traiciones, hurtos, homicidios, adulterios, envidias, injurias, detracciones y falsedades que experimentarás entre ellos! Todo lo cual no se halla ni se conoce entre la fieras.
Y muy machista el autor de 'El Criticón', sigue exponiéndole a su interlocutor Andrenio:
... ¿y ves cuan malos son los hombres? Pues advierte que aún son peores las mujeres y más de temer: ¡mita tú cuáles serán!
Los sacerdotes de nuestra Iglesia, digamos mejor en general, hablan
mal de la mujer, Nuestro novelista y economista José Luís Muñoz Sampedro
lo sostiene y explica así:
Los cleros de las distintas religiones tienen tradicionalmente miedo a la mujer. ¿Y por qué tienen miedo a la mujer? Porque la mujer representa la pasión vital, está más cerca de la vida que el hombre. Lo malo que tienen miedo a la mujer tienen miedo a la violencia de la pasión y del sexo, porque ellos quieren controlar siempre. Ellos dicen que quieren salvarnos, pero lo que quieren es controlarnos.
Ya empieza la Biblia por hablar mal de la mujer; en el 'Libro del
Eclesiástico', (42: 12, 14) leemos: 'No quieras fijar tus ojos en la
hermosura de persona alguna, ni estar de asiento en medio de las
mujeres. Pues como de las ropas nace la polilla, así de los halagos de
la mujer, la maldad del hombre'. Seguidamente proclama algo
inconcebible, inimaginable: 'Porque menos te dañará la malignidad del
hombre que la mujer suave, la cual acarrea la confusión e ignominia'.
Menos mal que en el 'Libro de los proverbios' admite la existencia de la
mujer buena al decir: 'Quien halla una mujer buena, ha hallado un gran
bien, y recibió del Señor un manantial de alegría'. (18:22). Ya antes ha
expuesto: 'La mujer prudente edifica o realiza su casa, : la necia, aun
la ya edificada la destruirá con sus manos'. (14:1). En el
'Eclesiastés' podemos leer otro dicterio contra la mujer: 'Después de
purgar todas las cosas, he comprendido que la mujer es más amarga que la
muerte, la cual es un lazo de cazar. Aquello que sea agradable para
Dios podrá salvarse de ella, pero el pecador caerá en ella'. (7: 27,
28).
No son únicamente los escritores clericales quienes hablan
despectivamente de la mujer, pero los padres de la Iglesia muestran una
feroz misoginia, así, por ejemplo, Clemente de Alejandría: 'Cada mujer
debe estar llena de vergüenza por el pensamiento de que es una mujer...
La conciencia de su propia naturaleza debe evocar sentimientos de
vergüenza'. Santo Tomás, San Agustín y otros lanzaron otras
excentricidades.
Y si del criterio de la iglesia pasamos a sus hechos, sus errores
son múltiples. Valga de paradigma el evento de Galileo y el aserto
emitido por el cardenal Bellarmino en el juicio: 'Afirmar que la Tierra
gira alrededor del Sol es tan erróneo como proclamar que Jesús no nació
de una virgen'. ¡Y él qué sabía de astronomía! Pero el clericalismo
imperante unido a fanatismo religioso motivaba 'in illo tempore' estos
desafueros. Como dice Nietzsche, 'mientras permaneció el sacerdote como
tipo superior, los hombres de valía de todas clases fueron
despreciados'. Ejemplo principal: la Inquisición. Fanatismo al canto, y
del peor. 'Hay -dice Federico Carlos Sainz de Robles, en su Ensayo de un
Diccionario de la Literatura- fanatismo literario, artístico, político,
religioso... En todos los casos, el fanático piensa, juzga a impulsos
de su pasión y no de la razón, que es, en general, la única y más segura
guía del hombre'. Subraya que el religioso es el fanático por
antonomasia. Ya dice Unamuno: 'Muchos creen que es buen camino para
llegar al cielo romperle la cabeza al hereje aunque sea con el mismo
crucifijo'.
Como sostiene Fernando Montaña Lagos, en 'Adiós a dios. Un manual para pensar en libertad':
La medicina y la astronomía fueron miradas siempre por Roma con sospecha e inquietud, como algo contingente y ajeno a la suprema verdad revelada. La condena de la cirugía por el Papa Inocencio III con el chistoso pretexto de que Ecclesia abhorret sanguina, mientras se enzarzaba en guerras de conquista, perseguía con saña a los albigenses y tomaba la iniciativa de la cuarta cruzada, y lo sucedido cuatro siglos más tarde primero a Giordano Bruno y luego a Galileo, quien abjuró de sus malignos conocimientos para no perecer también en la hoguera, revelan con elocuencia la contradicción insoluble entre la fe religiosa y la y la verdad científicamente demostrable.
La Iglesia no desiste de ninguno de sus dogmas, continuando
creyéndose infalible, mas afortunadamente ha sido obligada a suprimir la
Inquisición; como dice nuestro autor, 'ahora el principal cambio es que
ya no puede quemar a la gente en la hoguera'. Ha de sufrir, por grande
que sea su animadversión a la filosofía y la ciencia, la especulación
filosófica y la prueba científica. Espectaculares mentís les han dado
ambas. Como señala Montaña Lagos.
La teoría de la evolución de las especies de Darwin y los avances de la ciencia en los dos pasados siglos asestaron un golpe definitivo a la presunta infalibilidad eclesial. La condena a quienes difunden "doctrinas y prácticas inaceptables", esto es, de todo el progreso del conocimiento que contradice sus dogmas en vez de creer "en el misterio de la Redención" y en "la anticipación del Paraíso y prenda de la gloria futura" por Juan Pablo II, no convencen sino a los convencidos.
Y en cuanto a la visión que se tiene de la mujer en el ámbito
religioso es de enorme miopía mental -algo he sacado a la palestra- y de
tremenda injusticia. En todas las épocas y pueblos ha sido la mujer
subyugada por el hombre por la sola razón de ser éste más fuerte
físicamente. Se ha dado esta bestialidad, que ya dice Cicerón que 'la
fuerza es la razón de las bestias'. La mujer no ha sido durante muchos
siglos para el hombre sino mero instrumento de placer, incluso llegó a
prostituirla. E incluido en ello la religión. Y de religiosos y laicos
con referencia a la sociedad versaré en la segunda parte de este
artículo.
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