martes, 21 de marzo de 2017

Carta abierta al párroco de Santa María la Real de Nieva (Segovia) amonestándole y con un toque a la Iglesia Católica

Ser clérigo no equivale a ser persona cabal.

A mí los curas me desconciertan, tanto los varios que he conocido y tratado in hac lacrimarum valle, en este valle de lágrimas -buena definición que la Salve da de la vida- como en la Historia o en la Literatura- En ésta, por ejemplo está el P. Enrique de la novela ´Doña Luz´, de Juan de Valera, en la que doña Luz, solterona en aquel tiempo a sus 27 años de edad, le dio más luz que su vocación sacerdotal Tristemente para él no pasó de un fallido enamoramiento, doloroso por ende. En otra narrativa del mismo autor, ´Pepita Jiménez´´, vemos como esta viudita se enamora el seminarista Luís de Vargas y se casa con ella. Lo de vocación religiosa en mi opinión tiene mucho de camelo, particularmente en el ámbito rural, chicos de familias pobres que huyendo de lo que fue rudo trabajo del campo acudían al Seminario, que era la preparación que como gratuita estaba a su alcance, no un bachiller, equis carrera. Muchos habían de continuar su existencia en el medio rural pero emancipados ya de aquellas penosas tareas de su familia. Quizá la mejora o desaparición del duro trabajo debido a la mecanización del mismo, tenga algo que ver con la enorme reducción del número de "vocaciones sacerdotales". A día de hoy se queja la Iglesia de falta de seminaristas. Bueno, no es esta la meta de este escrito.

Reproche a la Iglesia, que no a la Fe. Ésta no ha de dejar de anidar en nadie. 

No le voy a hablar de sacerdotes -incluyendo  frailes- que he conocido en la Vida, mas no dejaré de citarle alguno más de la Historia y la Literatura, hallándoles en las tres facetas de buena ética profesional, de mala y de pésima. Evidentemente no todos han sido un P. Damián, tan caritativo y abnegado curador de leprosos,  ni un Vicente Ferrer, con tanto pronunciamiento en el Compromiso de Caspe a favor de Fernando I de Aragón, hijo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, y casado con Leonor de Alburquerque. Su hija María contrajo matrimonio con su primo hermano Juan II de Castilla, hijo de Enrique III el Doliente y de su esposa Catalina de Lancaster. Éstos tuvieron por nietos a Enrique IV, hijo de este primer matrimonio de Juan II con dicha hija de su tío paterno y ex tutor Fernando de Antequera,, e Isabel y Alfonso del segundo matrimonio con Isabel de Portugal, ´la loca de Arévalo´ en cuyo estado patológico y lugar abulense acabo  su longeva vida de 68 años. El Marqués de Santllana la señala como digna de ser coronada y reina muy poderosa. Sí, tan poderosa que consiguió fuera ejecutado el valido don Álvaro de Luna. Pero el rey muere de remordimiento al poco tiempo y ella enloquece por el mismo motivo. Consta que "algunas noches desde el río Adaja se podía escuchar a la reina gritar contra el silencio ¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro! sin obtener respuesta. Inaugurando así una larga descendencia de mujeres aguerridas, apasionadas y locas. (Mil perdones por la casi digresión, y continuo reprochándole su defensa de la mentira).  

El cristiano y en particular el clérigo -tanto el regular como el secular- no ha de mentir.       

No sé cómo se mueve su fe, la de su homólogo ´San Manuel Bueno y Mártir´ es dubitativa como la del autor de él, el cual incluso en sus poesías, ya no digamos en sus ensayos, relaciona la fe con la duda. (Si revisa mi blog, verá que este punto le tengo tratado) A juzgar por la inexistente importancia que presta usted a la verdad, no veo una gran firmeza, que digamos. Si es plenamente católico no ha de tener la menor duda en los dogmas de la Iglesia Católica, sintetizados en el Credo, entonces, en tal caso, conceda importancia a la verdad. Creer en Dios Padre y en Jesucristo, su único hijo, es creer en la verdad.  Todos católicos estamos obligados, en base al Decálogo que Jehová dio a Moisés, por dos veces en el monte Sinaí, a no mentir. Conceda importancia a la verdad, deje de defender la mentira del sepulcro de Blanca I de Navarra. No le revela, ni mucho menos, como amante de la Historia, y, lo que es peor, dice algo en su contra como sacerdote. Eche mano al Catecismo y lea cuanto expone sobre el octavo Mandamiento de la Ley de Dios. 

Con la mejor voluntad, tratando de ayudarle, le hablaré del Catecismo, el último, el de Juan Pablo II. 
  
                                                      VIVIR EN LA VERDAD.
El Antiguo Testamento lo proclama. Dios es fuente de toda verdad. Su ley es verdad. Tu verdad de edad en edad Puesto que Dios es el ´Veraz´, los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la verdad.
En Jesucristo la verdad de Dios se manifiesta en plenitud. ´Lleno de gracia y de verdad, él es la luz del mundo.|...| El discípulo de Jesús ´´permanece en su palabra´ para conocer ´la verdad que hace libre´ y que santifica. Seguir a Jesús es vivir del ´Espíritu de la verdad´ Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional a la verdad.
El hombre busca materialmente la verdad, está obligado a honrarla y atestiguarla. Todos los hombres, conforme a su dignidad  como persona... , se ven impulsados, por su misma naturaleza, a buscar la verdad y, además, tienen la obligación moral de hacerlo. sobre todo con respecto a la verdad religiosa. Están obligados también a  adherirse a la verdad una vez que la han conocido y a ordenar toda su vida según sus exigencias.
La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir la verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía.
Consigna esta cita de Santo Tomás de Aquino: En Justicia, un hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad. Y continúan otros epígrafes. Del siguiente deseo lea su primer punto;
                                                            Las ofensas a la verdad.
Los discípulos de Cristo se han ´revestido de Hombre Nuevo´, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Desechando la mentira deberá rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias.
No debe de dejar de leer también el epígrafe que le sigue, se titula ´El respeto a la verdad'. En definitiva, son variaciones sobre el mismo tema, cual la música de cámara, y este es el de LA VERDAD.


Usted, sr. Agueda, sabe o debe saber, que el referente de la Edad Media es la Religión, que va contra el amor humano, pero éste, en aquella Edad de la Historia como en todas, no faltó en gran escala. Entendamos el sexo, que ya dice Groucho Marx: ¿Por qué lo llaman amor cuando quiere decir sexo? Los grandes amores son excepcionales, creo con André Maurois que ´el amor absoluto no existe, como no existe el gobierno perfecto. Mucho se distingue en el rechazo del amor humano los libros sapienciales de la Biblia, y ésta en general, echando pestes de la mujer, pese a tener un capítulo en que habla ´De la mujer buena y de la mala. Sabido es que que tal libro -libros- están llenos de contradicciones. Dejaré tal obra y le diré algo de los dos famosos arciprestes.de la Iglesia en España en la Edad Media.

Abundando en que el catolicismo es misógino.

Alfonso Martínez de Toledo es autor del ´Arcipreste de Talavera o Corbacho´, en que no cabe habla peor de la mujer, de esta Eva que Dios nos dio por compañera. Es incuestionable el capítulo XVIII :´Cómo es muy engañoso el amor de la mujer´ Es engañoso, sí, no puede dudarse, es interesado. Trata de presentar cómo el que ama quebranta los diez Mandamientos, y, además, pierde todas las virtudes. Al iniciar la segunda parte podemos leer:  Aquí comienza la segunda parte de este libro en que dije que trataría de los vicios, tachas y malas condiciones de las malas y viciosas mujeres. Las buenas en sus virtudes aprobando´. Y continúa hablando de sus defectos 

Pero ocurre  lo que opina Lord Byron: ¡Maldición: no podemos vivir con ellas ni sin ellas! Esto los clérigos católicos lo saben bien. Hubo un tiempo en que podían contraer matrimonio, y otra época en que al cura se le permitía tener barragana, ello aparte de que el confesionario es buena escuela para el conocimiento de la humanidad. El otro arcipreste es el de Hita (Guadalajara), Juan Ruiz, el cual es más conocido entre las personas de mediana cultura, pero ambas obras constituyen joyas literarias. ´El libro del buen amor´. está considerado una de las cumbres literarias españolas de todos los tiempos. Hace el autor su autobiografía, que. es demasiado sucia en un hombre de la Iglesia, pero, albricias, es ficticia. Lo que se propone de esta forma es moralizar a los clérigos de vida airada como los de Talavera de la Reina, y en general. Aparece este arcipreste como clérigo tabernario y libertino; establece la lucha entre el espíritu cristiano del amor de Dios, o ´buen amor´ y la carne, lo mundano, que llama locura o loco amor. Persigue que se separen de sus mancebas, y también a los seglares.        

La Iglesia Católica y todas las Iglesias, nuestra religión y todas las religiones, tuvieron y tienen sus fallos en el sentido de que no funcionaron o funcionan debidamente.         

La Iglesia, como toda sociedad humana -no hay otra- es plus minusvse, más o menos, imperfecta, quizá porque, como afirma Enrique Jardiel Poncela, ´lo peor de la humanidad son los hombres y las mujeres. Y de hombres y mujeres esta  formada la Iglesia Católica y todas la Iglesias existentes; como dice Miguel de Cervantes Saavedra, -de todos conocidos por El Quijote, cuando menos- ,´cada uno es como Dios le hizo, y a veces peor´. Como es sabido, la palabra iglesia´ viene del latín ´eclassia´; en Atenas era la asamblea de los ciudadanos reunidos para discutir asuntos políticos. San Pablo empleó esta palabra para referirse a la congragación de creyentes cristianos. (San Pablo, dicho sea de paso, modificó algo nuestra religión como analiza José Camón Aznar en su libro ´Dios en San Pablo´) Etimológicamente queda definida la palabra, aunque tiene varios matices como vemos en la Biblia. 

Ya he dicho que ser clérigo no implica ser buena persona, no hay que engañar ni engañarse; pienso que la casi totalidad de ustedes, e independientemente de jerarquía eclesiástica, han cometido  errores colosales -léase la historia del papado, en alguna época tan lubrica-; se engañan y engañan en su condición de ser sacerdotes.  Acaso le conviniera leer mi artículo, insertado en mi blog, en el que verso sobre la Inquisición. Aparte de crímenes, la Iglesia ha cometido colosales, enormes, errores, a pesar de aducir que el Papa es indefectiblemente infalible, seguro, cierto. Como no sean infalibles los papa: Sergio III, ´él esclavo de todos los vicios´- Benedicto IX - Bonifacio VIII - Clemente VI- Sixto IV - Inocencio VIII - el español Alejandro VI - Julio II, "santo  padre" que contrajo la sífilis - y Julio III, quien nombró cardenal  a un golfo analfabeto  de 17 años. ¡Lo que puede la sodomía! ¡Vaya papas de la Edad Media y del Renacimiento!  

O los inquisidores, pero yo no creo que estaban acertados en su conducta personal estos papas y en quemar personas; esto no se relaciona con lo del amor fraterno como punto religioso. Jesucristo dijo: Un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado. La Iglesia in illo tempore estaba a años luz de respetar los derechos humanos. Y en cuanto a errores se encuentra sobrada, recuérdese, por ejemplo, el llevar al dictador Franco bajo palio, como si de la Custodia, de Arce, se tratara.  Asimismo el mirar bien al dictador chileno Augusto Pinochet del papa Juan Pablo II, visitando también en Argentina a otro dictador, Jorge Javier Videla. 

Insistencia en mi ruego.

Me deja estupefacto e indigna su persistencia de evadirse de su obligación de su obligación moral y ética de tapar la falsa inscripción del aludido sepulcro ,; su efugio raya en absoluta osadía contra la VERDAD al haber quedado ésta demostrada por la inequívoca prueba científica del ADN mitocondrial. ¿Qué más prueba quiere usted? Deje de aducir: ´Sigue en pie mi oferta de cotejar datos científicos. Eso sí, de dialogar, no de imponer´. Dicho con todos mis respetos, esta salida es mera simpleza, no me va a catequizar; conste, además, que no hay imposición, pues yo trato de convencerle, no de vencerle autoritariamente, actúo con la fuerza de la razón, no con la razón de la fuerza, ¿estamos? ¿Es que nunca se
va a dar cuenta del papel que está haciendo? Dice el Premio Nobel, Camilo José Cela, que ´ un tonto no se da cuenta de nada, porque lo primero que hace falta para darse cuenta de algo es no ser tonto´. Doy por sentado que no es tonto a nivel psicológico, entonces ¿a qué se debe la postura que adopta? Comuníquemelo, por favor, reclama usted diálogo y no me contesta  Expóngame la razón de esos datos que dice tener, y que no es conmigo con quien ha de cotejar, sino con quienes realizaron la prueba de referencia, y se hallan en posesión de los mismos. O al P. Abad del Monasterio de Poblet donde tuvo lugar la presentación del estudio genético del Príncipe de Viana el 9 de septiembre de 2008.

Ha de abdicar de la defensa de la mentira, no ha de ir contra la ciencia ni contra la religión. Usted no es un hombre de ciencia, aunque ufanamente en este terreno se mete, y cuando ésta emite dictamen no cabe forjarse ilusiones. Aparte de esta sandez, que Erasmo de Rotterdam no elogiaría, considere su condición de clérigo Si un seglar, con tal de tener fe, no puede mentir, mucho menos un cura. Sí que quebrantan este Mandamiento de la Ley de Dios, como le he presentado, y también los demás. Pero hay que adaptarse a la moral -católica o no católica- a la ética como ´conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida´.(DAE). Piense que no está procediendo a  base de  bien, que digamos. No tiene mucho que pensar, en cuanto a reflexionar, discurrir, no requiere ser un superdotado, basta con un mínimo de sentido común, el cual, no se evidencia si se rechaza lo que usted rechaza..

Un saludo en Xto.                          



           

      

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