viernes, 9 de enero de 2015

Un artículo más sobre LA CORRUPCIÓN, cuya cantera no se agota

A la rapiña, el asesinato y el robo los llaman por mal nombre
gobernar y adonde crean un desierto, lo llaman paz -Tácito-
                                                                          
Qué la corrupción política se castiga con la cárcel? Sí, pero en cámara lenta. A ella tenían que ir en grandes redadas estos individuos que tantos autores denominan 'casta parasitaria'. Leemos que 'hay 1.700 causas abiertas en diferentes órganos, más de 500 imputados y una veintena de políticos cumpliendo condena. Tristemente no pueden ser menos. Que tantos chorizos se encuentren todavía en libertad es ago que clama al cielo. Y es asimismo indignante que se castigue la corrupción tarde, mal y, en varios caso, nunca. Digan lo que digan -pero del dicho al hecho hay mucho trecho- , no existe verdadera voluntad por parte de Rajoy de perseguir drásticamente a los corruptos. Lo quiere, y algo ha conseguido, la ciudadanía víctima de tales cacos y en su discurso de Nochebuena ha proclamado el nuevo rey Felipe VI que tal es su voluntad: Debemos -dijo- cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción. ¿Está Rajoy por ello o más bien por deshacerse del juez Pablo Ruz que, visiblemente, constituye para él un peligro? 
                                                                       

Por la trama Gürtel ha perdido su cartera ministerial Ana Mato, pero Mariano continúa de presidente y afirmando inocencias de quienes claramente son presuntos delincuentes. ¿Cómo rectamente puede explicarse que ni Aznar ni Rajoy tuviesen conocimiento de lo que ocurría con sus tesoreros? Los secretarios generales del PP han declarado ante el juez que tal control corresponde al presidente. Veamos como controlaba Rajoy:
                                                                                                                                                   


Es, en fin, una corrupción de marca mayor. El economista Lucio A Muñoz, en su libro "El sistema está podrido", sienta estas premisas:

La economía española está intervenida por el poder dictatorial y la corrupción de los dos principales partidos políticos.
Las autonomías empobrecen a la casta política y empobrecen a los españoles.
El sistema en España es una cleptocracia disfrazada de democracia estrafalaria.
La crisis es un engaño a los españoles, corrupción política, malversación de caudales públicos y politización de la justicia.
Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer la farsa que ha supuesto la Transición.
La actual y n ueva lucha de clases en España: la oligarquía político-sindical y la élite financiera contra los ciudadanos. 

'En clave de corrupción política expone determinadas ideas que reflejan que el problema de España es de origen político y, por ende, que la recuperación económica de nuestro país depende sobre todo, de una radical regeneración de nuestro corrupto sistema político. 

Es un libro del que no tengo otro conocimiento, de momento, que el proporcionado por internet, pero que no ha de faltar en mi biblioteca particular, así como, por ejemplo, figura en ella varios de Enrique de Diego, "La monarquía inútil", en cuya entrevista que le hizo Miguel Pato empezó exponiendo: 

Estamos en una crisis tremenda, una crisis de modelo y un modelo que se nos ha vendido como perfecto y que es demencial, propio de dementes, y que sólo se hizo para mantener  en el puesto y en el sueldo a los Borbones  Es aserto incuestionable y que viene a garantizar tantas otras publicaciones.   

Pretendida salvación a la infanta Cristina.

Con tan deplorable conducta por parte del bipartito, no se pone de manifiesto honestidad, amor a la Justicia; síno todo lo contrario, y de una manera inequívoca. Basta con partir del hecho de que no consigue la sociedad algo que verdaderamente anhela: la independencia judicial. A base de ello y del aforamiento resulta dificultoso perseguir al político. Con todo, la corrupción en ellos, y sálvese el que pueda, que no hay regla sin excepción, es de tal magnitud que caen bajo la ley penal, que para algo está, en continúa lista, no se le va a burlar 'a mayor gloria de la política".La reacción del Gobierno es de cubrir el expediente en su acepción de 'aparentar que se cumple una obligación, haciendo lo menos posible para cumplirla'. Ya lo pone de relieve que, aunque lo prometió -hay un dicho según el cual 'loprometido es deuda'- no concede la independencia judicial. ¡Tiene Rajoy tantas deudas! ¿Cumplió algo de lo prometido? Va a ser que nada.    

En su libro "la Infanta intocable" hablan sus autores, Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, de los chanchullos de la infanta, y de manera reciente en su artículo "Cristina de Borbón, del palacete al banquillo". Refieren que 'sólo dijo una frase cuando leyó que se sentará en el banquillo: "No entiendo nada". Por no entender de nada, extendió, sin más ni más, un contrato de inquilinato en el que figuraba ella como arrendadora y como arrendataria.  

El caso Nóos / Aizoon, queriendo el Gobierno inhibir de responsabilidad penal a la infanta Cristina de Borbón puede servir de paradigma de consentimientos y contemplaciones con determinados presuntos corruptos; es grande su transigencia con el trinque. Se quiere engañar a la ciudadanía poniendo paños calientes, pero ahí está, por ejemplo, el hecho de que si Luís Bárcenas fue encarcelado se debe, contra los SMS de Rajoy a su íntimo amigo y protegido, al ex fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, el cual, como es sabido, tuvo que dimitir, por mucho que se haya edulcorado su dimisión, ante constantes discrepacias con el gobierno y defendiendo la independencia que debe tener su cargo. Recordemos sus palabras: "No toleraré nunca que el Gobierno me diga lo que tengo que hacer, porque sería un delito. Si tengo que sostener posición contraria al gobierno la sontengo". Ante esta postura y el dominio del gobierno, por el contrario de independencia, el choque se produjo y el tomar Torres Dulce las de Villadiego se hizo inminente. ¡Es tan respetuoso el gobierno con las decisiones judiciales! Lo dice, eso sí, por decirlo no queda.  Empieza por la facilidad que da a la juez Mercedes Alaya, a Pablo Ruz y, no digamos, a José Castro.  

Dice Montesquieu que la ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie. Ya es absurdo, arbitrario, que el anterior rey de España y el actual sean irresponsables de sus actos. Según la Constitución en su  artículo 56,3 "la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad". Esta circunstancia coadyuvó, sin duda, a sentirse también intocable Cristina, de aquí el "No entiendo nada". Ella no puede entender ser acusada de delito alguno, le haya o no cometido, es de profesión 'realeza' y la ley que se aplique a los 'no realeza'. A ver si no escapándose de la ley por arte de birlibirloque, de magia, de modo inexplicable, puede llegar a enterarse de que no ha sido imputada indebidamente, que, lejos de ello, ha tenido mucha suerte en la dimensión de la imputación, habiendo sido el alma mater, precisamente por su realeza, del... "negocio" de su marido y el socio de éste, Diego Torres. 

Los que amamos la justicia estamos en la fecha de hoy de enhorabuena al leer la noticia de que "el juez Castro no admite a trámite el recurso de la infanta Cristina contra su enjuiciamiento". Repugna el papelón -dicho éste en el sentido coloquial de 'actuación deslucida o ridícula de alguien'- que está haciendo el fiscal Horrac convirtiéndose en abogado defensor de ella, apoyando contra el juez a Miguel Roca, abogado defensor que eligió el entonces rey Juan Carlos I para su hija, para evitar que se siente en el banquillo. Pero los "tres" abogados de Cristina de Borbón no han conseguido, dando vueltas a la ley, evitarlo. Tampoco las presiones políticas a que siempre estuvo sometido dicho juez instructor del caso Nóos/Aizoon del que fue alma mater la mujer de Urdangarin, sin ella, y esto es incontrovertible, este balonmanista convertido en talonmanista y su socio Diego Torres no hubieran hecho los... """negocios""" que hicieron. 

El caso de la infanta Cristina es indefendible, podría afirmarse que el mejor abogado iría de cráneo si no se tratara de quien se trata. Pese a ello y a las presiones de todo tipo sufridas por el heroico y ejemplar juez no ha conseguido la política salvarla de que sea imputada, de que se siente en el banquillo. Otra cosa es que la Audiencia de Palma, obviamente, y por extensión, también presionada, la condene o no. Pero ningún español ni extranjero, absolutamente ninguno de aceptable intelecto y honestidad, encontrará justa la absolución de esta imputada sui generis.  
              

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