sábado, 13 de diciembre de 2025

El rey emérito no muestra agresividad en sus Memorias, sino leve censura y gran dolor. - Segunda parte -


La nuera rechazada que el príncipe de Asturias impuso tercamente.

Referente a su celebérrima -en el sentido más peyorativo- nuera, la señora casada y divorciada y muy promiscua, que rechazaron de plano tanto el rey como la reina, tampoco habla con dureza. He aquí sus líneas: La entrada de Letizia en nuestra familia ayudó a la cohesión de nuestras relaciones familiares. Le decía: <La puerta de mi despacho está siempre abierta para ti, ven cuando quieras>. Pero nunca vino. Nuestro desencuentro personal no debía reflejarse en nuestra acción institucional. Hice todo lo posible para superar nuestras diferencias, porque el éxito de la pareja real  es una garantía para el futuro de la Corona.

No saca a relucir lo más mínimo de la vida y milagros de su nuera, no se desquita de la animadversión que ésta siempre sintió por él y que fue in crescendo, la cual se hizo muy visible cuando se convirtió en reina consorte. Lejos de ello, no deja de alabar a Letizia al exponer Sé que Felipe y Letizia educan maravillosamente a sus hijas -son muy graciosas y simpáticas-, pero me entristecía no poder entablar una relación personal con ellas. Es el hecho de haber sido rechazado por Felipe y Letizia lo que "realmente" le duele -real como realeza, real como realidad-.. No deja  Juan Carlos I de consignar: Lo importante es que heredó de mí una Corona y una Constitución que, a pesar de las criticas actuales es nuestra primera Constitución fruto de un consenso histórico.


No existe controversia de Juan Carlos I a su hijo Felipe VI.

El decisivo, contundente, apoyo de Juan Carlos I a la institución de la monarquía es patente, abiertamente declara: Haré todo lo posible para que mi hijo, el rey Felipe, tenga éxito en la cabeza de nuestra institución, y para que su hija, la princesa Leonor, extremadamente bien preparada, le suceda a su debido tiempo. Dejo con toda confianza el destino en sus manos. Quiere, pues, ante todo, la continuación de la monarquía  en sus descendientes. Ello se explica de modo diáfano. No quiere que sus descendientes pierdan la situación de jauja de que disponen. El comportamiento de Felipe como hijo es muy cuestionable, claro que también es problemático. Y él no deja de entenderlo:  

Pero Juan Carlos, que tanto alude y defiende la Constitución, obvia, rehuye, el punto 2 de dicho texto, el cual expone literalmente: "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del cual emanan los poderes del  Estado". (El subrayado es mío). Igualmente actúa ad libitum Felipe VI al decidir que su hija Leonor -paternidad que además una inmensa mayoría de españoles solicitan que pruebe es  paternidad biológica mediante la inequívoca prueba científica del ADN- sea su sucesora  Para padre e hijo la Constitución cuenta única y exclusivamente pro domo sua; actúan en base al verso de Juvenal que dice: hoc volo, sic ubeo, sit pro ratione, "lo quiero, lo mando, sirva mi voluntad de razón".


Juan Carlos de Borbón y Borbón es un farsante. 

Por sus obras los conoceréis. -Mateo -7:16-.  

Sabemos que el primer apellido es igual al segundo por ser sus padres primos hermanos. Alfonso XIII casó a su hijo con su prima María de las Mercedes de Borbón Dos Sicilias y Borbón, hija de  Carlos Trancredo de Borbón y Borbón y Luisa de Borbón-Orleans. Se casaron en Roma y en ella establecieron su residencia. En Roma nació Juan Carlos.

Como farsante centrémonos en su irrisoria afirmación de que la justicia es igual para todos. Leemos en sus Memorias: Lo he dicho muchas veces en mis discursos, "la justicia es igual para todos" ¡Ya es perseverar en la mentira! Para que fuera así habría que empezar por anular el artículo 53. 3. de la Carta  Magna, el cual proclama absurdamente la inviolabilidad del rey. 


Continuación de la descripción de su adora cónyuge y de los familiares de su ella.

Irene de Grecia Hannover (nacida el 11 de mayo de 1942)

La tía Pecu -así llamada por Elena, Cristina y Felipe de Borbón y Grecia- ha vivido con su hermana y sobrinos en la Zarzuela más de cuarenta años; para ellos ha sido una segunda madre. y para su hermana el paño de lágrimas de su drama conyugal. Pese al singular enamoramiento de Juan Carlos por su esposa, no ha podido serle más infiel; bueno, el tan cantado amor de Alfonso XII por su esposa María de las Mercedes tampoco estuvo exento de traición marital. Repito por enésima vez que los reyes son así por regla general. Borbones y no Borbones pero éstos marcan el récord  Desde ha bastante tiempo el rey emérito se encuentra también en la necesidad del empleo de silla de ruedas y él trata de modo acérrimo de no darlo a conocer. 


Juan Carlos I campeón de Ilusión. 

"De ilusión también se vive", reza el dicho, y él muestra ser un gran iluso. Queda visto en en esta vanagloria que dicta en sus Memorias: Desde 1975, dediqué toda mi energía y todo mi tiempo a España. Lo hice por mis hijos y por los hijos de mis compatriotas, para que se sintieran orgullosos de ser españoles para que tuvieran un futuro prometedor. Hace expresión de cómo su labor se nubla  por su viaje a Botsuana en 2012 para pasar unos días con su  camarada Mohamed Eyad Kyali y no siendo su objetivo único cazar elefantes, sino principalmente cambiar impresiones con su amigo y anfitrión

Es erróneo asegurar -expone firme y literalmente-  que por hacer un viaje de cinco días, un desplazamiento excepcional a Botsuana, no me preocupaba por la suerte de España, que atravesaba una crisis económica sin precedentes, con una cifra récord de parados y una elevada tasa de paro juvenil. ¡Bueno, si él lo tilda de erróneo!, pero no es precisamente desvivirse por España! Nos recuerda que se encontraba recuperándose de una operación en el tendón de Aquiles.

En  cuanto a su caída corporal, que provocaría su caída como monarca, nos dice textualmente: A mitad de la noche me levanté para ir al baño adosado a mi tienda, separado por una puerta de lona que había que cruzar salvando un pequeño desnivel. Allí fue donde me caí. El golpe me aplastó la cadera. El dolor me atravesó. 

Continúa dando exhaustivos detalles clínicos y políticos del caso -de este caso sobre el que tanto habló la Prensa. No deja de reconocer que aquel viaje tuvo un "impacto nocivo" en su reinado y en su vida familiar. Evidente era que la familiar ya se hallaba bastante erosionada. 

Dando por terminado este articulo bipartito, queda flotante la idea de escribir algún otro en torno a alguna faceta más de estas Memorias que se han escrito con anuencia y sin faltar su deseo del actualmente rey emérito, que en ellas mucho ha dictado sobre sus méritos.

lunes, 8 de diciembre de 2025

El rey emérito no muestra agresividad en sus Memorias, sino leve censura y gran dolor. - Primera parte -


Contradictorio rey emérito.

Ya lo es en sumo grado en gran parte de lo que expone en sus Memorias, que, naturalmente, le han escrito, él no está capacitado, ni mucho menos, para escribirlas, pero en ellas se vierte cuanto él ha dictado. Quien hizo gala un día de haber leído en su vida solamente un libro, ¿qué puede escribir? Es de suponer que de escribir... ¡nada! Los discursos se lo escribieron e incluso le escribirían las cartas, a excepción de su correspondencia particular.  Franco un día, cayendo alguna del entonces Príncipe de España le indicó que había de cuidar su ortografía. Es de suponer que en esto, como en tantas otras cosas, no le ha hecho el más mínimo caso. 

Es de extraña en este libro en primer lugar que hable de manera elogiosa de la que él hizo reina consorte -como tal mujer con más cuernos que un ciervo, general destino de las reinas consortes españolas, y aun no consortes, pues Isabel I de Castilla no dejó de llevarlos-, que exponga lo enamora que estuvo de ella, lo que acabó en llegar a agredirla. Véanos cómo describe su enamoramiento o motivo del mismo: 

Sofía era una mujer alegre y culta, de mi edad, hija y nieta de rey, educada en un internado de Salem, cerca del lago e Constanza, Llevaba una vida muy activa; estudiaba arqueología con su hermana Irene, ayudaba en un  hospital pediátrico, y navegaba con su hermano Constantino. Nos alojábamos en el mismo hotel, el  Chad, durante los festejos, y como nuestros padres no estaban allí, podíamos salir  informalmente al cine o a bailar. Era muy simpática y abierta. Enseguida me atrajo su actitud sencilla, dulce y jovial, nada snob ni estirada. Y bailaba muy bien. Me impresionó la delicadeza de sus rasgos, la elegancia de su porte y la dulzura de su sonrisa.

La familia de Sofi, así enseguida la llamó, no dejó de caerle bien: 

Federica tenía un carácter fuerte y autoritario. Había que saber  pararle cara y ponerla en su sitio. Le gustaba mandar y a veces he tenido que ponerle límites. <En mi casa mando yo. En Grecia, tú haz lo que quieras>, debía repetirle cuando empezaba a querer controlar la vida familiar. Por ejemplo, era vegetariana, como Sofi, e intentó impedir que mis hijos comieran carne. Era una mujer dinámica, original, muy volcada en sus obligaciones y muy aficionada a las matemáticas y la espiritualidad india, que estudiaría a conciencia en el exilio, después de1967. El rey Pablo, más discreto, era muy culto y espiritual. No hace Juan Carlos de Borbón y Borbón la menor alusión a la homosexualidad de su suegro, que fue harto conocida  urbi et orbe. 

En la segunda parte de este artículo continuaré poniendo de relieve la doblez, falsedad, hipocresía, que despliega el hoy rey emérito en sus Memorias -de muy deficiente memoria-- en lo que expone de su nuera Letizia, de su hijo, hoy Felipe VI, y de sus nietas la princesa Leonor y la infanta Sofía.