sábado, 20 de octubre de 2012

Embrollos reales

Con relación al celebérrimo –en sentido peyorativo- Iñaki Urdangarín todo es mentira, a excepción de que es un campeón en balonmano, también en el trinque. De ambas actividades está ya jubilado. No así su esposa y demás familia por parte de ésta.

De la primera porque es de corto ejercicio, plena juventud, como asimismo por casarse con una infanta –este fue su mejor partido-, y la segunda jubilación se debe a su actuación de caco, porque fue descubierto por la Fiscalía Anticorrupción. Hallándose en pleno proceso legal llegó el día en que a Telefónica se le hizo imposible sostenerle en su alto empleo en la empresa. Él es alto únicamente por su esqueleto y el braguetazo que dio y que le sirvió para hacer… “negocios”, tomando como base su pertenencia a la familia real. Su esposa, doña Cristina de Borbón, le ayudó también directamente, eso sí, sin darse cuenta, no era consciente de los malos pasos que daba su amado esposo, ni siquiera de la adquisición del palacete de Pedralbes, de la enorme obra realizada en este inmueble en el que fijarían su residencia, de que pasaba a ser propietaria al 50% de la sociedad Aizoon. Etcétera. De nada se percataba, vivía y pretende seguir viviendo en Babia.


HACIA EL QUITE.
Al ver su suegro que podía ser descubierto a través del Caso Palma Arena en EE. UU. en la mencionada empresa, que ante la marcha judicial del affaire Urdangarín no podía continuar teniéndole en su plantilla y lo planto en la calle de una manera honrosa porque es el yerno del rey de España. Urdangarín pidió la excedencia exponiendo:

En los últimos años he venido representando puestos de alta responsabilidad en el grupo Telefónica en la convicción deque mis superiores jerárquicos han sabido valorar el esfuerzo y dedicación desarrollado durante todo este tiempo.
Y añadió que se trasladará con su familia de Washington a Barcelona con
La “intención” de volver a desarrollar en la compañía nuevas actividades en el futuro.
¡Qué manera de mentir! Él sabía, y España entera, que su reincorporación era imposible, que si desde Washington pudo su cónyuge trabajar en la Caixa de Barcelona, no podía darse el caso de que desde una cárcel española, donde esta abocado a ingresar, pudiera trabajar en sus puestos de alta responsabilidad en la Telefónica, en dicha ciudad estadounidense. De ser indultado, e incluso aunque se evitara la condena, tras sus cuatro delitos penales imputados, no quedará –condenado desde un principio está por la ciudadanía- lo suficientemente “limpio” para el alto empleo que le proporcionó su suegro. Tras el quite no acabó luciéndose con mejores faenas, pues sacaría a relucir la mentira al cabo del tiempo.

LA PALABRA DE URDANGARÍN.
Ni palabra de rey, ni de duque, ni de nada. Han sido las suyas palabras al aire, insustanciales y sin fundamento. Y el quite no fue para que acabara luciéndose, pues sacaría relucir la mentira. Contra su petición de baja relativa, promesa de volver –sería consciente de la necesidad que de él por su valía en materia financiera tiene Telefónica-, actuó como en la conocida canción de Imperio Argentina: que “de lo dicho no hay na”. Como es sabido, el día 2 del cursante mes formuló su dimisión, es decir, unos dos meses después de su solicitud de excedencia temporal. Miente como un bellaco, cuando compareció ante el juez para prestar declaración, y, según las previas palabras que quiso –buena preparación de marketing o mercadotecnia con vistas al buen comercio de su defensa, sin duda guiado por su abogado, hoy por hoy, Mario Pascual Vives- dirigir a los periodistas congregados en la proximidad del Juzgado, acudía a demostrar su honor, la transparencia con que había procedido. No hablaba, recitaba muy de carrerilla las líneas que le habían escrito. Lo malo para él es que sólo quedó transparente que mentía y, por consiguiente, su honor en entredicho. Al ir avanzando la instrucción del sumario y apareciendo sus múltiples y diversos trinques se hizo evidente una falacia tras otra, su gran hábito de emplear falsedades en daño ajeno y beneficio propio. Urdangarín es el engaño y el fraude personificado. También descubierto, y entonces el inocente yerno del rey ofreció declararse culpable para no ir a la cárcel.

TRANSPARENCIA DE LA CASA REAL.
A raíz del escándalo que Urdangarín y la infanta Cristina dieron –finales de 2011- accedió el rey a aclarar a la ciudadanía el reparto que hace de la asignación anual que percibe, según el artículo 65.1 de la Constitución, de los Presupuestos del Estado “para el mantenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma”. Durante 36 años haciendo caso omiso de la ciudadanía que tal venía solicitando, ¡ya era hora! Pero no pasó de ser un engañabobos, con mucho bombo y platillos, ya que ello no constituye, ni mucho menos, el gasto exorbitante que supone la monarquía. Hay que sumar la aportación que al mismo hacen distintos Ministerios. Por otra parte tampoco hay transparencia en cuanto a la fortuna personal que con sus negocios, en bastante medida conocidos, ha hecho don Juan Carlos, lo que ya no es preocupación sólo de los españoles, sino también del extranjero, Estados Unidos incluidos, por lo que de improcedente tiene, la misión de un monarca no es dedicarse a los negocios. Ello unido a su más conocido donjuanismo, amén de otros fallos en la familia, hace que la monarquía española esté en números negativos en nuestra frontera y allende la misma. ¡Bueno! pero con el hecho de que es tabú no tiene porqué tratar de mentir –una cosa es tratar de mentir, y otra conseguir engañar- pero ocultar la verdad es, en cierto y de un modo cierto, engañar, mentir.

LLAMEMOS LAS COSAS POR SU NOMBRE.
Cuando la infanta Elena decidió divorciarse de Jaime de Marichalar se anunció como “una separación temporal”, a sabiendas de que no habría retorno. También a sabiendas de que no era economista, sino empleado de banca, se le presentó al dar la noticia de la boda. Luego lo de siempre en todos los avatares de la familia real, silencio, silencio y silencio. Nada se dio a conocer de los motivos existentes que justificaran o no la resolución de la primogénita de los reyes. Es notorio, la Historia nos lo demuestra, que los reyes no pasaron la comedia o el drama de su vida tras las bambalinas en la obra de su reinado, por lo que no se concibe que la actual monarquía sui generis de España así hayan venido en su ya largo reinado pretendiéndolo. Y lográndolo, porque apenas hace un año que ello cayó en picado. Muchas cosas venían molestando de esta monarquía de ley del embudo: Ventaja del particular y privilegios de la realeza.

BASTA YA DE EMBROLLOS.
Ni de sangre real ni de sangre plebeya, que además en esta monarquía creación de Franco muy mezclada está porque los tres hijos de los reyes se casaron con plebeyos. Que se dejen de tantos embrollos, o sea, enredos, embustes tanta ocultación a escala política y a escala personal. Repugna tanta hipocresía, decir hoy lo que no se cumple mañana, ya por parte del rey –por ejemplo, lo que expuso respecto a su yerno en el discurso de la pasada Navidad no cuadra con dejarle para los fines de semana su chalé en Baqueira Beret-, ya por la del Gobierno. Aquí no hay un embrollo real en cuanto realeza, mas lo que es en realidad… ¡Cuánto perjurio! Mejor que prometan los presidentes y ministros; no jurar ante el Crucifijo y la Biblia para luego…, pues eso, perjurio. Juran su programa de Elecciones para incurrir en perjuros. Rajoy se lleva la palma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario