sábado, 21 de agosto de 2021

Delirio político con anclaje en la historia

Silencio improcedente,  NO;  yo no estaré en silencio.

 

El silencio no tiene límites para mí,

los límites los pone la palabra.

- Alejandro Jodorowsky, actor -

 

Ha de curarse esta fiebre y se entrará en la realidad; yo en vano vengo pidiendo que no se digan ni hagan disparates ni despropósitos con referencia a la crónica mentira del sepulcro que en su día constituyó una cuestión batallona. ¿Por qué o para qué esta falacia, esta pretensión de engañar sobre este punto de la historia, no tiene nombre esta mistificación que en la Comunidad de Castilla y León se hace. Cae, además, de plano en el absurdo más ridículo el aferrarse a esta sinrazón. Se me quiere tapar la boca con el silencio, lo que es aunar una imperfección de urbanidad, ya que, como dice Nietzche, ‘la palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio’. También expone: ‘Yo llamo mentira a no querer ver  algo que se ve’. Es evidente, sí, la de este arcosolio que se erigió  sin ton ni son, motivo y causa plenamente ilusoria. No sería por la pujanza económica en que el alcalde de illo tempore tenía al Ayuntamiento el cual, después de cinco legislaturas en el cargo dejó exhaustas las arcas municipales, al extremo de que su sucesor hubo de solicitar un préstamo al Estado, detalle este que comenté en un artículo de mi blog.

 

Desquiciamiento por doquier.

 

Negar la verdad es un adulteriodel corazón,    - San Agustín -

 ¡Y de qué modo! Se llega al extremo de ir contra el avance de la ciencia en nuestros días que atañe al estudio de la genética. No se trata de razón de investigación documental, que también, sino de inequívoca prueba científica, y cuando la ciencia habla hay que acatar ipso facto su dictado. ¿Por qué no se acata? En esta estamos. Ni en Wikipedia se explica esta anomalía:

 

‘Esta prueba fue presentada en Poblet el 9 de septiembre de 2008. Su resultado demostró que eran falsos los restos del príncipe y por consiguiente los de su madre.

A día de hoy ni la Iglesia ni el gobierno local y autonómico ha corregido lo que al principio fue craso error’.

 

Ya no es que me obvien, desatendiendo mi solicitud de que se proceda como demanda de consuno la razón y la honestidad, seguir un procedimiento, razonable, equitativo, justo, sino que como intención primigenia se está a sideral distancia de ello. En cuanto a mí, someterme a trafulcar los hechos o reducirme –reitero- al silencio, y ya que he citado a Unamuno, consignaré lo que piensa respecto al mismo: ‘a veces, el silencio es la peor mentira’. Con el silencio defienden la mentira, y ya dice Cicerón que ‘la verdad se corrompe tanto con la mentira como por el silencio’

 Ante mentiras que se me han notificado como subterfugios, cínicas evasivas, y que por supuesto he desbaratado, he recordado al comunicante el siguiente aserto de Alexander Pope: ‘el que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil para sustentar la primera’.  Así, pues, he comprobado las mentiras que se ha sacado de la manga quien me contestó para engañarme, dejando de molestarse en ello cuando él, a su vez, comprobó la imposibilidad de fracasar conmigo. .

 Mistificar la historia es el más vituperable de los falseamientos.

 A cualquier amante de Clío le hiere que la historia se corrompa, adultere, desnaturalice. Nuestro Príncipe de los Ingenios tiene las más duras recriminaciones para los que tal verifican. Abrimos el Quijote, leemos y transcribimos:

 

→ Ninguna historia es mala como sea verdadera.

 → Deben ser los historiadores puntuales, verdaderos, y no nada apasionados y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición les haga torcer el camino de la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir. 

→ Las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas si han de redundar en deprecio del señor de la historia.

 

Entre otros asertos, selecciono dos, porque en ellos fulmina a los que vulneran la historia:

 

→ Los historiadores que de mentiras se valen habían de ser quemados, como los que hacen moneda falsa. 

→ La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde esta la verdad está Dios en cuanto a verdad.

 

Cultura y Política.

 Notorio es que la polaca cubre todo oficialmente, que tiene ministerio de cada cosa -y digo cosa porque la salud, por ejemplo,  no es una actividad-, que hay diversos cargos que se ocupan de la cultura. En los Ayuntamientos, excepción de los pueblos modestos, existe el llamado concejal de cultura; lo fue en Segovia –lo diré, ya que  estoy refiriéndome a una localidad segoviana- la actual alcaldesa, Clara Luquero –natural de un pueblo que corresponde a la cabeza de partido donde radica la mentira de referencia- y actualmente lo es Clara María Martín García. Al pié del cañón se encuentra también Alberto Espinar del Barrio, dicho señor en cuanto a la Concejalía de Cultura, ubicada en calle Judería Vieja, número 12 Esto en cuanto al municipio, pues hay otros cargos representantes de la cultura en la Comunidad Autonómica castellano leonesa. Como en las restantes dieciséis. Por ejemplo, Educación y Turismo.  Cada uno lleva la ocupación asignada, su destino, pero la jerarquía máxima controla, dirige y manda globalmente. Y, por supuesto, de lo que entiende y de lo que no entiende.

 Me gustaría saber quién ordena y manda la continuación de la mentira del sepulcro contra viento y marea, incluso aunque exista el insalvable obstáculo de una prueba de ADN mitocondrial. Cabe a tal personaje  aplicarle el adjetivo de omnipotente [¡ya serían dos!]. Ahí es nada decidir, aunque sólo sea en este caso, la impugnación del estudio genético de referencia. Ha supeditado a su vasallaje a todo quisqui, total confabulación. Pero he aquí lo que de tales secuaces opina el ex juez José Castro Aragón: ‘Cuando la lealtad a un hombre, sea a un rey, sea al ordemandante de la India, pasa por encima de la lealtad a la justicia y a verdad, esa lealtad se convierte en lealismo servil’. En efecto, es visible servilismo.

 Cuál mi postura, actitud, ante el abuso tiránico que combato.

La soberbia es una discapacidad que suele afectar a Pobres Infelices Mortales, que  se  encuentran  de  golpe  con  una miserable cuota de poder. – José de San Martín –

 Yo participo de alguna manera de aquella composición de Quevedo; me refiero a la ‘Epístola censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a don Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, en su valimiento’, la cual empieza así:

‘No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo. / ¿No ha de haber un espíritu valiente? / Siempre se ha de sentir lo que se dice? / ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?  

 

Creo que mi postura se halla realmente definida por los varios años que vengo rechazando de plano la escandalosa mentira que hic et nunc, aquí y ahora, vuelvo a atacar. No me acobarda comprobar que mi esfuerzo hasta la fecha ha sido inútil, ‘para vencer –Larra  dixi – fuerza es pelear, por más que muchos que pelean no venzan’. La victoria no se la pongo fácil a mis adversarios, si bien no ignoro que ellos tienen la fuerza, en tanto yo no tengo otra que la infundida por la razón, ésta apoyada por la ciencia, puesto que hasta aquí incluso la prensa provinciana está de parte de la mentira del sepulcro. Sabido es cuan mermada de libertad se encuentra; como dice Albert Camus, ‘una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad la prensa nunca será otra cosa que mala’.

 Y acabo esta parte última de mí artículo recordando esta aserción del asesinado presidente estadounidense Abraham Lincoln: ‘la probabilidad de que podamos fracasar en la lucha no debería detenernos de apoyar una causa justa en la que creemos’. ¡Cómo no voy a creer en ella estando demostrada por la ciencia!         

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